Cartas al director

Objeto sentimental

He leído el sábado 2 de julio en Babelia el texto de Antonio Caballero refiriéndose a las ediciones "de bolsillo", y aunque estoy totalmente de acuerdo en que la importancia principal de los libros es su contenido, entiendo que muchas veces el libro, como objeto, es insustituible y no me refiero a las ediciones de lujo, ni a los incunables, sino a esos libros a los que todos tenemos especial cariño, un libro de cuentos muy estropeado de nuestra infancia, aquel libro que recibimos como premio en el colegio; los libros heredados de nuestros padres, algunos de ellos publicados en la prensa...

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He leído el sábado 2 de julio en Babelia el texto de Antonio Caballero refiriéndose a las ediciones "de bolsillo", y aunque estoy totalmente de acuerdo en que la importancia principal de los libros es su contenido, entiendo que muchas veces el libro, como objeto, es insustituible y no me refiero a las ediciones de lujo, ni a los incunables, sino a esos libros a los que todos tenemos especial cariño, un libro de cuentos muy estropeado de nuestra infancia, aquel libro que recibimos como premio en el colegio; los libros heredados de nuestros padres, algunos de ellos publicados en la prensa, por fascículos, que luego se encuadernaban; los libros prohibidos que leíamos a escondidas, y sobre todo, los libros con dedicatoria de las personas que amamos.

Guardo yo con especial cariño las Rimas y leyendas de Bécquer, editado por Austral, que compré, cuando hacía el bachillerato, en la Feria del Libro (por entonces, en el paseo de Recoletos) y que días después, al examinarme de reválida, me tocó hacer un comentario de texto de un fragmento de Maese Pérez, el organista. Creo que todos tenemos algún libro que no prestaríamos nunca.

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