Los Gobiernos central y vasco negocian la vía para lograr que ETA deje las armas

Los socialistas y el PP elogian el relevo del responsable de la lucha antiterrorista en la Ertzaintza

Los Gobiernos central y vasco avanzan hacia un acuerdo en el procedimiento para lograr el fin dialogado de ETA. El Gobierno de Zapatero está dispuesto a dar el visto bueno a la propuesta del lehendakari Ibarretxe de convocar una mesa de partidos para la "normalización de Euskadi", incluida la hoy ilegalizada Batasuna, siempre que se cumpla la condición de que ETA anuncie el cese definitivo de la violencia, según fuentes gubernamentales.

Ibarretxe planteó la mesa de partidos en su discurso de investidura el pasado 22 de junio, pero no la condicionó al cese definitivo de ETA, lo qu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los Gobiernos central y vasco avanzan hacia un acuerdo en el procedimiento para lograr el fin dialogado de ETA. El Gobierno de Zapatero está dispuesto a dar el visto bueno a la propuesta del lehendakari Ibarretxe de convocar una mesa de partidos para la "normalización de Euskadi", incluida la hoy ilegalizada Batasuna, siempre que se cumpla la condición de que ETA anuncie el cese definitivo de la violencia, según fuentes gubernamentales.

Ibarretxe planteó la mesa de partidos en su discurso de investidura el pasado 22 de junio, pero no la condicionó al cese definitivo de ETA, lo que originó el rechazo del PSE y de la portavoz del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, el día 24. Ese mismo día habló Zapatero con Ibarretxe por teléfono. El presidente dijo que sólo le felicitó por su tercer mandato.

Ibarretxe rectificó su posición inicial y condicionó el diálogo al cese de la violencia
El socialismo vasco es más escéptico que Zapatero sobre un cambio en el PNV
Más información

Otras fuentes creen que Zapatero pidió a Ibarretxe el cese de ETA como condición para convocar la mesa de partidos. Aunque el entorno de Zapatero no confirma este dato, el hecho es que Ibarretxe, a los pocos días, dio marcha atrás y condicionó al cese de ETA, la convocatoria a Batasuna a la mesa de partidos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La convocatoria de dicha mesa, con Batasuna, y el diálogo entre Gobierno y ETA, en ausencia de violencia, están amparados en el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea, de enero de 1988, que firmó el PP, y recogida en la declaración del Congreso del pasado mayo, de la que sólo se excluyó el partido de Mariano Rajoy.

Otro dato relevante, valorado por el Gobierno central, el PSE y el PP, ha sido la sustitución de Ignacio Ormaetxe por Jon Uriarte al frente de la lucha antiterrorista en la Ertzaintza. Ormaetxe, alineado con la línea soberanista de Joseba Egibar en el PNV, se guiaba por "criterios políticos" en la lucha contra ETA, según el PSE, el PP y el principal sindicato de la Ertzaintza, Erne. "Sus decisiones apartaron de la lucha antiterrorista a buenos profesionales", explica el PSE. "No creía en la derrota policial de ETA", asegura el PP. Este relevo garantiza la presión policial sobre ETA -la otra pata de la estrategia-, según fuentes gubernamentales.

Zapatero también pretende contar con Rajoy en este proceso que puede ser terminal de ETA y en el que la banda actúa con "violencia contenida" -sin víctimas mortales en los dos últimos años-, en expresión del dirigente socialista y ex vicepresidente del Gobierno vasco Ramón Jáuregui. Si bien Zapatero mantiene una relación telefónica con Rajoy, éste se muestra huidizo. El pasado viernes, Zapatero aclaró en Mérida (Extremadura) que si el Pacto Antiterrorista no se reúne no es por su culpa y, por ello, pidió "reciprocidad" a Rajoy.

Todo apunta a que Zapatero se entrevistará con Rajoy después del verano, en espera de que la situación del PP se aclare y se vea si opta por volver al Pacto Antiterrorista o por seguir haciendo del terrorismo un eje de su política de oposición al Gobierno. Pero tampoco tiene previsto reunirse con Ibarretxe antes de septiembre.

Zapatero mantiene la complicidad con Ibarretxe en el interés de acabar con ETA. Pero más allá del procedimiento para lograrlo, sus diferencias políticas son notorias. No dejó de sorprender en La Moncloa que Ibarretxe recuperase una parte sustancial de su plan soberanista en su investidura cuando lo había aparcado en sus intervenciones tras las elecciones vascas de abril, en las que PNV-EA perdió 140.000 votos y 4 escaños.

Al Gobierno de Zapatero le interesa que el PNV reflexione sobre "si quiere construir un país entre todos o sólo entre nacionalistas", como dice Jáuregui. O lo que es igual, si va a prevalecer en él la posición de su presidente, Josu Jon Imaz, o se impondrá el soberanismo de Joseba Egibar.

La investidura de Ibarretxe, con su plan soberanista y el apoyo parcial del Partido Comunista de las Tierras Vascas, apunta en la "mala dirección", según Jáuregui. Pero es el propio Zapatero quien cree que las cosas no van a continuar en esa dirección, según dijo el viernes, en Mérida, al vaticinar para Euskadi una legislatura "muy diferente".

Zapatero argumentó que se impondrá en el PNV la posición de Imaz porque un proyecto soberanista, como el que defendió Ibarretxe la pasada legislatura, dispone del respaldo de un 51% y porque sobre esa base tampoco tendrá un Gobierno estable, con el agravante de que su apoyo es menor que en la anterior legislatura, con cuatro escaños menos, y alejado en cinco de la mayoría absoluta.

En el PSE hay mayor escepticismo sobre la capacidad del PNV para reaccionar a favor del pluralismo, dada la gran presión que ejercen sobre Imaz los soberanistas de Egibar, sus socios de EA y el propio Ibarretxe. No obstante, en ese partido está extendida la impresión de que la apertura de un proceso de paz sacaría la política vasca de su rigidez. "Sólo si se avanza en un final ordenado de la violencia, sólo con tal convulsión, la política vasca saldrá de su rigidez. En aras de la paz, se reabriría el diálogo entre partidos para reformar el Estatuto e Ibarretxe podría flexibilizar su posición y facilitar la gobernabilidad", señala Jáuregui.

Pero Jáuregui éste insiste en que la apertura del proceso de paz "requiere un cese definitivo y constatable del fin del terrorismo. ETA no puede volver a engañarnos como hace ocho años".

José Luis Rodríguez Zapatero y Juan José Ibarretxe, en La Moncloa el pasado mayo.GORKA LEJARCEGI

Archivado En