Reportaje:ELECCIONES GALLEGAS | Los votantes que decidirán el resultado

Ándele, don Manuel

Historias de los emigrantes gallegos por el mundo, la última y remota esperanza de Fraga de conservar su mayoría absoluta

Los Quintans son un buen ejemplo de lo que ocurre en las familias de los 101.000 votantes gallegos residentes en Argentina. Joaquín, el padre, llegó en 1929 procedente de su Padrón natal. Tras una dura infancia en la que se combinaban el trabajo y el estudio consiguió hacer su vida en la tierra de acogida, pero sin olvidar jamás a Galicia. Tanto que nunca accedió a la ciudadanía argentina y en su casa los canales de televisión gallegos se ven a diario a través de los operadores de cable. Joaquín ha vuelto a Galicia varias veces y tiene muy claro cómo está "su" tierra. "Recuerdo la vida que hac...

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Los Quintans son un buen ejemplo de lo que ocurre en las familias de los 101.000 votantes gallegos residentes en Argentina. Joaquín, el padre, llegó en 1929 procedente de su Padrón natal. Tras una dura infancia en la que se combinaban el trabajo y el estudio consiguió hacer su vida en la tierra de acogida, pero sin olvidar jamás a Galicia. Tanto que nunca accedió a la ciudadanía argentina y en su casa los canales de televisión gallegos se ven a diario a través de los operadores de cable. Joaquín ha vuelto a Galicia varias veces y tiene muy claro cómo está "su" tierra. "Recuerdo la vida que hacíamos y ahora veo a Galicia hermosa, abundante, llena de progreso. Santiago de Compostela se ha convertido en un mito. Veo cómo se trata a los ancianos y a los rapaces... y lo comparo con lo que tenemos aquí...".

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Joaquín Quintans tiene una opinión muy positiva de Manuel Fraga, aunque esto no le impida considerar un gran político a Felipe González. Al final reconoce que "aquí está medio dividida la casa". Esa división de ideas -y de estilo de vida- la encarna su hija Teresa. Nacida en la provincia de Buenos Aires, jamás ha visitado Galicia, aunque participa de las actividades de la comunidad gallega y está bien informada de lo que pasa. "Antes de votar decidí que ya había habido demasiado de Fraga Iribarne y que Galicia tenía que ir más en la línea de las autoridades del Gobierno español". Teresa, que en las pasadas generales votó al PSOE, escuchó a los candidatos a la presidencia de la Xunta durante sus visitas a Buenos Aires "y esto confirmó mi voluntad de cambio".

Otros votantes no tienen tan claro el aspecto ideológico de su voto y una avalancha de sentimientos sumerge el discurso político. Es el caso de José P. (no quiere dar su apellido), un taxista nacido en Lalín en cuyo vehículo se mezclan por todas partes los colores de la bandera de España y el albiceleste argentino (o gallego). José asegura que su voto ha ido para Pérez Touriño "por simpatía con Felipe González". Eso no le ha impedido ir a los actos políticos organizados por Fraga en Buenos Aires ni asegurar sin vacilar que la solución para Argentina sería "un hombre como Franco".

Lo que no podían imaginar los votantes gallegos en Argentina -a pesar de que es una idea que repiten los diferentes candidatos elección tras elección- es que al final su voto iba a ser decisivo. Teresa Quintans reconoce haberse quedado "bastante asombrada". Aunque para ella es más que conocido que a Argentina se la considera la quinta provincia gallega, "es difícil pensar que el voto de los que estamos fuera pueda decidir el voto de una comunidad".

Ángel Quiroga tiene 46 años y no se puede quejar. Se fue a Venezuela cuando tenía 20, al rebufo de dos hermanos suyos, y ahora es empresario: "Tengo empresas de aire acondicionado y de equipos eléctricos y le pego también a la construcción". La situación de los emigrantes gallegos en Venezuela se parece a la de Argentina como la noche al día. Quiroga calcula que casi la totalidad de los 30.342 votantes gallegos residentes en Venezuela vive bien: "Los que tuvieron mala suerte, regresaron". Él vive en Puerto de la Cruz y desde allí no tiene reparos en hacer un análisis de lo que pasó el domingo en Galicia y de lo que está por pasar. "Quizás", explica, "el PP consiga aquí el diputado que no fue capaz de lograr allá. Los emigrantes tienen buena sensación de Fraga. Y eso que mi voto no fue en esa dirección". Quiroga, que vuelve a España dos veces al año, explica que votó por el BNG, para darle fuerza a la hora de situarse en el nuevo Gobierno.

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Otra cosa muy distinta piensa María Iglesias. Su marido, Jorge Rosendo, se fue a México en el año 1957 y ella lo siguió en el 64. Tienen una casa en la parte alta de Avión, el pueblo de Ourense famoso por sus mansiones y sus coches de lujo, reflejo de una emigración que vuelve cada verano para dejar constancia de su éxito. "Mi marido y yo", dice doña María, "somos muy del PP. Ya sabemos que Fraga está grandecito, pero lo hizo bien. A nosotros, además, el PP nos ha favorecido bastante. El alcalde de Avión, que por cierto se acaba de morir, nos puso una carretera hasta la puerta, y también el drenaje, y la electricidad... Y es que de bien nacidos es ser agradecidos".

Dice que, por lo que ella escucha, los votantes gallegos de México, que son 7.987, se inclinarán por Fraga. "Nosotros le mandaremos desde aquí", dice doña María con una risa contagiosa, "el diputado que le falta".

Hasta aquí el retrato de los emigrantes gallegos que echaron raíces -los Quintans- y también el de los que van y vienen porque les fue bien -doña María y Ángel Quiroga- y se lo pueden permitir. Pero, entre los 305.017 gallegos con derecho a voto repartidos por el mundo, también hay muchos sueños rotos. Perfecto Marcote, que tiene 83 años, dos hijas peruanas y un hijo argentino, trabaja con ellos cada día. Nació en Finisterre, incluso fue propietario de una empresa, pero se le fue a pique y se embarcó para Perú, hace ya la friolera de 42 años. Allí llegó a tener un barco en propiedad, con la mala fortuna de que también se le hundió: "Fue en el Pacífico, a 40 millas al oeste de Chimbote". Perfecto Marcote no sólo coincide con Fraga en la veteranía. Desde hace 14 ó 15 años, que no se acuerda ya, preside el Centro Gallego de Jubilados y Pensionistas de Buenos Aires, que agrupa a más de 6.000 socios, muchos de ellos con achaques de salud y de dinero. "Yo mismo", dice don Perfecto, "estuve hace poco en el hospital, y Fraga me mandó una carta deseándome una pronta recuperación; y qué quiere que le diga..., eso se agradece". Dice el señor Marcote que en su centro no se orienta el voto, pero que de vez en cuando llega algún viejecito preguntando y ellos le informan. "Aunque muchos de ellos", aclara, "tienen hijos que les van diciendo lo que tienen que votar".

Emigrantes partidarios del PP, en el Centro Gallego de Buenos Aires.EFE

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