El director portugués Abi Feijó defiende el trabajo artesanal de la animación

El animador portugués Abi Feijó (Braga, Portugal, 1956) defendió ayer en Valencia, donde ha sido premiado por su trayectoria en Cinema Jove, la necesidad de impulsar el cine de autor y consideró que el trabajo que prioriza lo artesanal y lo artístico es difícilmente compatible con la industria. Al respecto, aseguró que "aunque hay algunos autores y experiencias que han intentado tender puentes entre ambos modos de entender el género, son dos mundos completamente distintos". El realizador, punta de lanza de la emergente animación portuguesa, explicó que "la industria y las televisiones lo que n...

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El animador portugués Abi Feijó (Braga, Portugal, 1956) defendió ayer en Valencia, donde ha sido premiado por su trayectoria en Cinema Jove, la necesidad de impulsar el cine de autor y consideró que el trabajo que prioriza lo artesanal y lo artístico es difícilmente compatible con la industria. Al respecto, aseguró que "aunque hay algunos autores y experiencias que han intentado tender puentes entre ambos modos de entender el género, son dos mundos completamente distintos". El realizador, punta de lanza de la emergente animación portuguesa, explicó que "la industria y las televisiones lo que necesitan son grandes series de animación que tengan 26 capítulos de 26 minutos de duración y que se hagan en dos o tres años". "Para algunos de mis cortos he empleado tres años de trabajo para una pieza que dura siete minutos y esto es completamente imposible" desde la perspectiva puramente empresarial.

De hecho, Feijó se vio obligado a cerrar en 2002, "tras la crisis económica provocada por los atentados del 11-S", la productora El Filmógrafo, un estudio surgido en 1987 y que sirvió de impulso a una nueva generación de autores lusos, como Pedro Sarrazina, José Miguel Ribeiro, Pierre Bouchon y Regina Pessoa.

Abi Feijó lleva su gusto por el cine artesanal también a las técnicas que utiliza en sus cortos. En este sentido, comentó que, aunque el ordenador ha supuesto la "democratización de los procesos de producción de la animación, no hace que las obras salgan de una manera más fácil o rápida". El autor, que hasta el momento no ha recurrido apenas a la técnica digital, consideró que los ordenadores "te permiten más posibilidades y complejidad pero son como un pincel, una herramienta de trabajo que no puede sustituir a las ideas de las personas que los manejan". La arena, el grafitti, la plastilina, los papeles cortados, las fotografías o el cristal

son algunos de los materiales que emplea en su trabajo.

Las fuentes de inspiración de Feijó son también diversas, ya que ha abordado cuestiones como la Guerra Civil y la relación de Portugal con Franco en la cinta Los salteadores; la cultura de su país de origen, "un pequeño estado a la cola de Europa, con un corazón errante, un espíritu aventurero, un alma amargada y un cuerpo obediente" en Fado lusitano, o el drama de la inmigración en Clandestino.

Conocedor de la animación valenciana asegura que se trata de una cantera estimable, destacando a Pablo Llorens.

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El realizador hizo una demostración en el IVAM.

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