220 voluntarios traducen los seminarios

Ni los miles de participantes, ni los centenares de ponentes repartidos por las 25 salas de dos pabellones serían capaces de debatir y construir propuestas si no fuera por los 220 traductores e intérpretes, la mayoría voluntarios, que estos días han acudido al Foro Social del Mediterráneo.

Pertenecen a la red Babels, creada precisamente a raíz de la celebración periódica de Foros Sociales. El europeo de noviembre de 2002 en la ciudad de Florencia representó su estreno, y desde entonces los 9.000 voluntarios de la red no han parado: París, Londres y Bombay en 2004; Porto Alegre, Quito y ...

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Ni los miles de participantes, ni los centenares de ponentes repartidos por las 25 salas de dos pabellones serían capaces de debatir y construir propuestas si no fuera por los 220 traductores e intérpretes, la mayoría voluntarios, que estos días han acudido al Foro Social del Mediterráneo.

Pertenecen a la red Babels, creada precisamente a raíz de la celebración periódica de Foros Sociales. El europeo de noviembre de 2002 en la ciudad de Florencia representó su estreno, y desde entonces los 9.000 voluntarios de la red no han parado: París, Londres y Bombay en 2004; Porto Alegre, Quito y las reuniones preparatorias de la cita de Barcelona este año. Hay auténticos veteranos, como Laura Escorihuela, que ha participado en casi todos los anteriores.

Hasta la capital catalana han llegado traductores e intérpretes de 23 países del arco mediterráneo, explica Bea Pastallé, de la organización. Traducen a 13 idiomas: castellano, catalán, inglés, francés, árabe, italiano, turco, amazic, serbocroata, griego, hebreo, portugués y euskera.

"La idea es que cada uno pueda expresarse en su idioma habitual, y que si alguien pertenece a una minoría pueda hablar sin tener que recurrir a las lenguas mayoritarias", señala Pastallé.

A pesar del despliegue, no llegan a todo. Por ejemplo, al kurdo y el urdú, lamenta esta traductora, pero, como ha ocurrido con los participantes extracomunitarios, también Babels ha sufrido bajas por la denegación de visados a los intérpretes. La mitad de los árabes se han quedado en casa.

Pero no hay nada imposible. Si no se puede traducir del kurdo al inglés o al castellano, se traduce primero al árabe y luego a las otras dos lenguas. Estas situaciones han originado alguna escena casi de vodevil en las mesas de los intérpretes, entre risas y aplausos de complicidad del público.

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