Una campaña a favor del 'boto'

Antonio Salgado es una estrella en ciernes. Su análisis sociológico sobre los votantes rurales de Galicia triunfa en un sinfín de pubs, bares, asociaciones, institutos y plazas en los que se ha proyectado la película Hai que botalos (Hay que echarlos), una cadena de 24 cortometrajes unidos por el deseo de que el PP pierda las elecciones el próximo 19 de junio. Salgado mira de forma alternativa a la cámara y al horizonte, como con timidez. Y reflexiona: "Toda la xentiña (gente) es vieja, están acostumbrados a que los saquen en los coches, le das el voto ocho días antes (..)...

Antonio Salgado es una estrella en ciernes. Su análisis sociológico sobre los votantes rurales de Galicia triunfa en un sinfín de pubs, bares, asociaciones, institutos y plazas en los que se ha proyectado la película Hai que botalos (Hay que echarlos), una cadena de 24 cortometrajes unidos por el deseo de que el PP pierda las elecciones el próximo 19 de junio. Salgado mira de forma alternativa a la cámara y al horizonte, como con timidez. Y reflexiona: "Toda la xentiña (gente) es vieja, están acostumbrados a que los saquen en los coches, le das el voto ocho días antes (..) La gente en general se deja llevar mucho, creo que obedece a la falta de información, en las capitales están más preparados pero aquí hay gente de mucha edad. Hay que darles facilidades".

Al escucharle, los espectadores de Meirás, la parroquia de Sada (A Coruña) donde se ubica el pazo de la familia del dictador Franco, ríen sin disimulo. Antonio Salgado, concejal del PP, proporciona todas las facilidades que puede a sus vecinos de Vilar de Barrio, la localidad de Ourense donde el PP logró en las pasadas elecciones autonómicas 1.005 de los 1.371 votos emitidos. El edil regresa una y otra vez a la pantalla acompañando a mayores hasta el colegio electoral, donde simultáneamente se celebra un velatorio.

Carretaxe (Acarreo), el título del documental protagonizado por Salgado, es uno de los cortos del proyecto audiovisual Hai que botalos, impulsado por la plataforma Burla Negra, la misma que se dedicó a protestar con sarcasmo e imaginación contra la incompetencia oficial tras el vertido del Prestige mediante mareas gaiteiras y velorios del mar. Entonces, el hundimiento del petrolero sacó a flote oleadas de rebeldía, que se han reactivado en vísperas electorales. "El país está en manos de gente que no mira por el bien común", reprocha Carlos Santiago, uno de los integrantes de Burla Negra. Su compañero Tomás Lijó, uno de los autores de Carretaxe, sintetiza: "Promovemos el boto con b, nos interesa sobre todo el votante desencantado con la clase política".

Su campaña es silenciosa e imparable: desde mayo la película se ha proyectado ya en 400 puntos de Galicia y 50 del exterior. Al disponer, además, de un copiceibe (copialibre) se multiplican las opciones de exhibición hasta el infinito. Cualquiera puede acceder a la web y descargar los cortos. No figuran en los medios convencionales, pero circulan por todas las rutas alternativas que proporciona Internet y por las vías comprometidas de un tropel de creadores, profesionales y, en general, militantes del Hai que botalos, entre los que figuran nombres conocidos como Luis Tosar, Manuel Rivas, Rosa Aneiros, Suso de Toro o Xurxo Souto, que se han sumado al proyecto o lo han arropado en público.

Mabel Rivera, la actriz que sobrecogió a cuantos la vieron como la cuñada de Ramón Sampedro en Mar adentro, forma parte de ese ejército de faranduleros que se han echado a las carreteras. "El 19 de junio no se acaba el mundo, pero es un día importante, se trata de decidir si seguimos con el caciquismo o apostamos por una vía nueva", exponía el viernes en un espacio anexo al salón parroquial de Meirás ante medio centenar de vecinos. "Nos llamaron jarraicitos", recuerda antes de la proyección. Rivera define la plataforma como un "movimiento político pero apartidario" que se ha movilizado tras la "frustración" que generaron los resultados airosos que obtuvo el PP pocos meses después de la catástrofe ambiental del Prestige.

Hai que botalos ha llegado a Meirás, una parroquia vinculada a Franco desde que recibió el pazo como residencia veraniega, de la mano del actor Fernando Morán. En Sada, en el litoral coruñés, gobierna Ramón Rodríguez Ares, un pintoresco alcalde del PP que ha concurrido a algunas elecciones con el lema "Moncho es mucho". En las últimas municipales perdió la mayoría absoluta por vez primera, pero tras apoyarse en un tránsfuga socialista retornó a la alcaldía. Tanto el PSOE como el PP expulsaron a los ediles, pero Rodríguez Ares no disimula en esta campaña dónde acaba su cordón umbilical: en los mítines organizados por Sada Popular, su actual partido, pide el voto para el PP.

En los cortos proliferan denuncias de la marea negra, pero temas y realizaciones son variopintos. Hay piezas escatológicas, reportajes de denuncia, historias surrealistas y hasta un musical en el que se realiza una versión de Xuntos, la canción de Juan Pardo usada como sintonía electoral del PP gallego durante varias campañas. El Plan Galicia inspira un corto sobre una pandilla de operarios dedicados a mantener limpia la finca donde se ha plantado una de las vallas. La película concluye con un diálogo entre niños, hijos de emigrantes en Canarias y Suiza, que confunden a Fraga con el presentador del telediario de la televisión gallega: "Sale al principio, en el medio y al final". ¿Y si pierde las elecciones del 19 de junio?, interpela uno de los menores. "¡Como as vai a perder!, daquela que vai ser do Telexornal" (¡Cómo va a perder!, entonces ¡qué sería del Telexornal!).

Cuando se enciende la luz, Maruja Pereiro, una vecina de 81 años que ha acudido a la cita animada por su hija, concluye: "Están bien, no sé qué tiene el poder que todo el mundo lo quiere y con todo el mundo no se puede quedar bien".