"Todos somos reformistas y galleguistas"

El economista Xaquín Fernández Leiceaga ha visto los pactos desde las dos orillas. Entre 1999 y 2003, cuando militaba en el BNG, participó en el gobierno municipal de Santiago encabezado por el socialista Xosé Sánchez Bugallo. Sus diferencias con la dirección nacionalista -a la que él mismo había pertenecido- le llevaron hace dos años a integrarse como independiente en el PSdeG-PSOE. Ahora sigue compartiendo tareas de gobierno con sus antiguos compañeros y figurará en la candidatura socialista a las elecciones autonómicas por la provincia de A Coruña.

La experiencia le dice a Leiceaga q...

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El economista Xaquín Fernández Leiceaga ha visto los pactos desde las dos orillas. Entre 1999 y 2003, cuando militaba en el BNG, participó en el gobierno municipal de Santiago encabezado por el socialista Xosé Sánchez Bugallo. Sus diferencias con la dirección nacionalista -a la que él mismo había pertenecido- le llevaron hace dos años a integrarse como independiente en el PSdeG-PSOE. Ahora sigue compartiendo tareas de gobierno con sus antiguos compañeros y figurará en la candidatura socialista a las elecciones autonómicas por la provincia de A Coruña.

La experiencia le dice a Leiceaga que los problemas en los gobiernos de coalición no provienen tanto de las diferencias ideológicas como del hecho de que los aliados "son a la vez competidores electorales". "En cuanto a la gestión diaria, a la hora de la verdad, y aunque el BNG no lo vaya a reconocer, las dos fuerzas actúan con criterios reformistas y galleguistas", subraya el concejal de Santiago.

Leiceaga cree que si se formase una coalición en la Xunta los principales motivos de fricción podrían surgir por los criterios para reformar el Estatuto -"sobre todo porque sería imprescindible el acuerdo con el PP", explica- y por el "modo definir las relaciones con el resto del Estado". La política lingüística, señala, no debería plantear problemas si se actúa de acuerdo con las "ideas pluralistas que defienden Zapatero y Touriño". No espera posturas maximalistas del BNG ni tampoco respalda la teoría de que los sectores más ortodoxos del nacionalismo son reacios a entrar en la Xunta: "Todo el BNG quiere gobernar. Quizá algunos tengan la tentación de buscar más la influencia exterior que la implicación directa. Pero yo confío en la intuición política de Quintana. Además, en esta oportunidad histórica, sería la presión de la sociedad la que hiciese inevitable la formación de un Gobierno estable".

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