Análisis:

El infierno de los bonos

Los fondos que invierten en bonos de elevado rendimiento están conociendo una primavera agitada. Los que realizan su inversión de manera global han acumulado pérdidas del 1,6% en marzo y del 0,35% en abril, cuando la rentabilidad se mide en euros. A pesar de eso, para la parte transcurrida de 2005, aún mantienen un beneficio de 0,9%. Pero los fondos que invierten en renta fija que no tiene la calificación de elevada rentabilidad acumulan en el año ganancias medias de 1,21%.

¿Qué es lo que está sucediendo para que los fondos que supuestamente se concentran en inversiones de renta ...

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Los fondos que invierten en bonos de elevado rendimiento están conociendo una primavera agitada. Los que realizan su inversión de manera global han acumulado pérdidas del 1,6% en marzo y del 0,35% en abril, cuando la rentabilidad se mide en euros. A pesar de eso, para la parte transcurrida de 2005, aún mantienen un beneficio de 0,9%. Pero los fondos que invierten en renta fija que no tiene la calificación de elevada rentabilidad acumulan en el año ganancias medias de 1,21%.

¿Qué es lo que está sucediendo para que los fondos que supuestamente se concentran en inversiones de renta fija de elevada rentabilidad la estén proporcionando inferior a la de los que realizan sus inversiones en deuda pública o en empresas con la máxima solvencia? La respuesta es bien sencilla: se ha incrementado la llamada prima de riesgo; es decir, el plus de rentabilidad que deben pagar las empresas que emiten bonos y obligaciones con una calidad crediticia baja, por encima de la rentabilidad que proporciona la deuda pública.

La prima de riesgo ha pasado, pues, entre primeros de marzo y mediados de mayo desde 0,55% a 1,20%. Al menos la que se refiere a lo que debe pagar de más por endeudarse un tipo de empresa que está en el límite de lo que se considera una calidad crediticia aceptable, la que suelen definirse como BBB. La calidad crediticia es justamente lo que su nombre indica; es decir, la capacidad que tiene una empresa de pagar el principal de un préstamo a sus acreedores al vencimiento. Esa capacidad puede ser máxima (entonces la empresa es calificada con una triple A: AAA) o puede ser muy baja, pero manteniéndose dentro de lo razonable: entonces la calificación es de BBB. Pues bien, toda la gama de matices que va de AAA a BBB es lo que en la jerga del mundo de las inversiones se conoce como grado de inversión. Si la calidad crediticia de una empresa se deteriora por debajo de BBB, entra en el mundo de lo que se conoce como deuda de elevada rentabilidad o, menos eufemísticamente, bonos basura y hay muchos fondos de inversión o de pensiones que cuando eso sucede están obligados a sacar esos títulos de sus carteras y venderlos.

El inframundo de lo que no es grado de inversión se ha ampliado con General Motors y Ford, cuyas emisiones de bonos han sido rebajadas por debajo de BBB por una de las agencias calificadoras. Esto ha provocado un incremento de la sensibilidad al riesgo y eso, que ha hecho caer los precios de lo que ya estaba en cartera, también dará buenas oportunidades de ojeo a los fondos de renta fija de elevada rentabilidad.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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