La actriz Assumpta Serna protagonizará la clausura del festival de cine de comedia de Peñíscola

Finalmente habrá estrella internacional en el Festival de Peñíscola. Tras una semana frenética, en la que la organización estuvo a punto de contar con el actor francés Dominic Pinon, será la catalana Assumpta Serna la figura internacional que recibirá el Premio Costa de Azahar, un galardón honorífico más de interés turístico que cinematográfico y en el que las autoridades locales han puesto un especial interés para que se mantuviera en esta edición, en contra de la opinión de los organizadores. Serna llegó ayer a la localidad castellonense para dotar de glamour a una gala de clausura, que será...

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Finalmente habrá estrella internacional en el Festival de Peñíscola. Tras una semana frenética, en la que la organización estuvo a punto de contar con el actor francés Dominic Pinon, será la catalana Assumpta Serna la figura internacional que recibirá el Premio Costa de Azahar, un galardón honorífico más de interés turístico que cinematográfico y en el que las autoridades locales han puesto un especial interés para que se mantuviera en esta edición, en contra de la opinión de los organizadores. Serna llegó ayer a la localidad castellonense para dotar de glamour a una gala de clausura, que será conducida por el actor y director Pablo Carbonell, en la que se proyectará la película El calentito, de Chus Gutiérrez, y en la que se entregarán los premios de las diferentes secciones a competición.

Horas antes, el jurado de la sección oficial de largometrajes, presidido por el propio Carbonell, habrá hecho público el veredicto sobre las diez películas presentadas a concurso. La competición de este año se cerró con la proyección de la divertida y desconcertante Kops, de Josef Farés, una suerte de Loca academia de policía en versión escandinava que esconde una sátira mordaz al estado del bienestar sueco, y la sorprendente Un día sin mexicanos, de Sergio Arau, simpática reflexión sobre el papel de los hispanos en la soleada California. Estos dos filmes completaron una sección oficial de un interesante nivel de calidad y que ofrece un pronóstico incierto sobre cuál puede ser la cinta que se alce este año con el Premio Calabuch a la Mejor Película de Comedia.

Peñíscola pondrá fin así a una edición que ha visto cómo el festival crecía notablemente desde los momentos de crisis que atravesó hace ahora tres años. Después de dos ediciones de rodaje, el equipo capitaneado por Borja Crespo ha conseguido darle una personalidad diferenciada, a medio camino entre el rigor cinematográfico y el cachondeo que precisa una cita dedicada a la comedia. Buena parte de culpa de ello la tienen las múltiples actividades paralelas que ha brindado el festival, desde las largas noches de karaoke, oficializadas incluso por la organización con un disparatado concurso celebrado en la madrugada del domingo pasado, hasta las mesas redondas sobre diferentes asuntos relacionados con la comedia, pasando por las sesiones de pinchadiscos en una discoteca del casco antiguo de Peñíscola, en las que intervinieron periodistas, cómicos y miembros del equipo de la organización, o las actuaciones de humoristas en la terraza de un bar de copas, a pocos metros de la playa.

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