58º FESTIVAL DE CANNES

Tommy Lee Jones debuta como director con un viaje por la frontera mexicana

Películas de Taiwan y Corea cierran el certamen, cuyo palmarés se dará a conocer hoy

La última obra del realizador Hou Hsiao Hsien, Tres épocas, dio ayer fin a la competición oficial. Es la sexta vez que el director taiwanés compite en el Festival de Cannes. En 1993 obtuvo el premio del jurado por El maestro de marionetas, su película más conocida. Tres épocas relata de forma tan bella como críptica tres historias de amor situadas en momentos distintos de la historia de Taiwan. Por su parte, el coreano Hong Sangsoo presentó a concurso Cuento de cine, exhibida casi clandestinamente. La sorpresa de la jornada fue la primera película dirigida por Tommy...

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La última obra del realizador Hou Hsiao Hsien, Tres épocas, dio ayer fin a la competición oficial. Es la sexta vez que el director taiwanés compite en el Festival de Cannes. En 1993 obtuvo el premio del jurado por El maestro de marionetas, su película más conocida. Tres épocas relata de forma tan bella como críptica tres historias de amor situadas en momentos distintos de la historia de Taiwan. Por su parte, el coreano Hong Sangsoo presentó a concurso Cuento de cine, exhibida casi clandestinamente. La sorpresa de la jornada fue la primera película dirigida por Tommy Lee Jones, Los tres entierros de Melquiades Estrada. Esta noche se conocerá el palmarés del jurado, que preside Emir Kusturica.

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Hou Hsiao Hsien, precursor del llamado nuevo cine taiwanés, viene dando cuenta en su cine de la evolución histórica de su país, de su riqueza económica y de su pobreza cultural, en la medida en que se lo permiten las limitaciones impuestas por la censura. Compone sus películas con parsimonia y la sensibilidad de un artista que bucea en un lenguaje propio, no siempre inteligible.

Tres épocas cuenta otras tantas historias de amor, condicionada cada una por la moral de su tiempo: 1911, 1966 y 2005, interpretadas por la misma pareja, Chang Chen y la fascinante actriz Shu Qi. Es una película bella, a ratos morosa, que revela el universo personal de un creador cuyos matices no calan fácilmente en el público occidental. Muchos espectadores fueron desertando de la sala, lo que animó a aplaudir con más ímpetu a cuantos permanecieron hasta el final.

El pase de la película coreana Cuento de cine parecía producto de una broma. Se presentaba en sesión única para público y crítica, y era obvio que no todos iban a poder entrar en la sala; como si el propio festival estuviera interesado en que la película pasara inadvertida. Se trata de una historia confusísima sobre un joven suicida que convence a una amiga para que le acompañe en ese trance, historia que de sopetón salta a otra en la que un muchacho acaba de ver la película que cuenta ese suicidio y reconoce en la calle a la actriz que lo interpreta. Los espectadores que habían logrado una butaca estaban perplejos, aunque en realidad no había motivo para tal cosa.

En este festival es habitual que tengan prioridad las películas coproducidas por Francia o que tienen el apoyo de una gran distribuidora. Cuento de cine está coproducida por el potente Marin Karmitz, cineasta que en los años setenta dirigía películas políticamente combativas y que con el tiempo se ha transformado en un activo y respetable distribuidor y productor al que difícilmente el festival podría negarle nada. La mayor parte de las películas presentadas en competición corresponden a coproducciones con Francia, incluso la notable Los tres entierros de Melquiades Estrada, primera película dirigida por el actor Tommy Lee Jones, que fue una grata sorpresa.

Se trata de un guión de Guillermo Arriaga (Amores perros, 21 gramos) que retoma cierto espíritu del cine de Sam Peckinpah. En una zona fronteriza entre México y EE UU conviven policías de frontera y mexicanos más o menos legales. Por error, accidente, o simplemente porque se trata de un policía racista y violento, el recién llegado Barry Pepper mata de un disparo al Melquiades del título, hombre honesto que, según Arriaga, "representa a todos los mexicanos que atraviesan la frontera para asegurarse el pan".

Aun cuando las autoridades gringas quieren echar tierra al asunto, un amigo de Melquiades (Tommy Lee Jones) exige que se haga justicia. Obliga al policía asesino a desenterrar el cadáver y a ayudarle a transportarlo hasta el pueblito en que vivía el difunto. Al llegar al lugar, ambos hombres descubrirán que el paraíso que Melquiades decía haber habitado no existe; ni la familia que decía tener. Eran simplemente sus sueños.

Los tres entierros... es una película sencilla, sin relieves, y a ratos ingenua, pero precisamente por su falta de pretensiones artísticas significó un respiro en la recta final del festival. Bonita historia de lealtad que se sigue sin esfuerzo, y que refrescó el ambiente. Sin embargo, no figurará en el palmarés. Tampoco debería. Con sus enormes altibajos, se han visto en Cannes algunas películas importantes.

Tommy Lee Jones, en Cannes.ASSOCIATED PRESS
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