Cartas al director

Sombras en el retrato de Pasolini

Escribo para llamar la atención acerca de una confusión producida en la contraportada de EL PAÍS del martes 10 de mayo de 2005. El retrato fotográfico de Pier Paolo Pasolini que ilustra el artículo de Enric González Sombras en la muerte de Pasolini. El asesino confeso del cineasta revela que hubo otros tres implicados no fue tomado, pese a lo que dice el pie, durante el rodaje de la película Saló o las 120 jornadas de Sodoma. En realidad, la imagen suministrada por la editora alemana de revistas de moda, labores de aguja y artes caseras Jahreszeinte Verlag es no una foto de rodaj...

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Escribo para llamar la atención acerca de una confusión producida en la contraportada de EL PAÍS del martes 10 de mayo de 2005. El retrato fotográfico de Pier Paolo Pasolini que ilustra el artículo de Enric González Sombras en la muerte de Pasolini. El asesino confeso del cineasta revela que hubo otros tres implicados no fue tomado, pese a lo que dice el pie, durante el rodaje de la película Saló o las 120 jornadas de Sodoma. En realidad, la imagen suministrada por la editora alemana de revistas de moda, labores de aguja y artes caseras Jahreszeinte Verlag es no una foto de rodaje, sino un fotograma de la película cuatro años anterior, de 1971, El Decamerón de Boccaccio. A pesar de que el fotograma ha sido reencuadrado para su maquetación vertical, no es difícil advertir que el atuendo de Pasolini -cinta de pelo, mandil anudado al cuello- responde a las necesidades de caracterización de una película de época (es decir, de una época más remota que el bienio de la República Social de Saló) en la que el cineasta italiano interpretó el papel de discípulo de Giotto.

En todo caso se trata de una confusión afortunada (entre Decamerón y Sodoma, cualquier contraportadista pasoliniano dirá Sodoma) y quizá por esta vez sea más sabio suponer que no es el pie de foto lo que se ha desencaminado. Pues junto al enésimo artículo de sucesos acerca de Pasolini, mucho más explicativo que su retrato como pintor medio desnudo hubiera resultado en verdad, como quería el pie, cualquier fotografía del rodaje de Saló o las 120 jornadas de Sodoma. Pero existen pocas, y mientras alguien rastrea por las agencias gráficas internacionales la imagen perdida que subsanará tan gratuita errata, podemos invitar a que la afición profundice en el tema leyendo la Abjuración de Pasolini de la Trilogía de la Vida, que la editorial Trotta tradujo en 1997 al castellano, dentro del volumen de sus Cartas luteranas.

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