Crítica:

La vieja mirada

Hace unos veinte años escribí en este periódico un par de artículos relacionados con la obra del fotógrafo Carlos Pérez Siquier (Premio Nacional de Fotografía en 2003). Versaban sobre el Grupo Afal, una asociación fotográfica con sede en Almería, que tuvo proyección internacional. En aquel contexto deambularon quienes forjaron los pilares del realismo fotográfico como Gabriel Cualladó, Oriol Maspons, Massats, Miserachs o Alberto Schommer, Leopoldo Pomés, Ontañón, Paco Gómez, entre otros. Todos ellos supieron entonces romper el tópico de lo que era la instantánea documental para sus...

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Hace unos veinte años escribí en este periódico un par de artículos relacionados con la obra del fotógrafo Carlos Pérez Siquier (Premio Nacional de Fotografía en 2003). Versaban sobre el Grupo Afal, una asociación fotográfica con sede en Almería, que tuvo proyección internacional. En aquel contexto deambularon quienes forjaron los pilares del realismo fotográfico como Gabriel Cualladó, Oriol Maspons, Massats, Miserachs o Alberto Schommer, Leopoldo Pomés, Ontañón, Paco Gómez, entre otros. Todos ellos supieron entonces romper el tópico de lo que era la instantánea documental para sustituirla por la interpretación subjetiva de una sociedad a través de rostros y paisajes. También aportaron una fuerte dosis de intencionalidad en el encuadre de los límites que permitía el imperante régimen dictatorial de la época. Aquello fue una superación heroica de las limitaciones tanto técnicas como políticas de una España triste y aislada donde se censuraban las imágenes y las técnicas -ópticas, aparatos fotográficos y el resto del instrumental estaba dosificado y limitado-.

PÉREZ SIQUIER: LA MIRADA

Fundación Telefónica

Gran Vía, 28. Madrid

Hasta el 22 de mayo

La muestra actual de Carlos Pérez Siquier es un repertorio de imágenes contrapuestas y perversas de este país que olía a humo por todos lados a la vez que de una sociedad fotográficamente casposa propia de quienes hacían retratos de la herencia de la posguerra. Más tarde, Pérez Siquier supo adaptar visualmente esa estética a una versión amable que se reprodujo en los carteles y folletos propagandísticos hechos para el extinto Ministerio de Información y Turismo. Paralelamente supo contraponer aquel guión con una serie pletórica de la alegría y del colorismo playero contemporáneo. Desde esta perspectiva hay que mirar/ver la colección actual sintetizada en esta exposición y un detallado catálogo editado por Lunwerg.

Foto sin título, de 1960, de Carlos Pérez Siquier.

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