ELECCIONES EN EL REINO UNIDO

Un embajador con escrúpulos

Craig Murray es un inglés de Norfolk de 46 años que hizo la carrera de Historia en Escocia y acabó en el Ministerio de Asuntos Exteriores casi por casualidad. Sus primeros destinos en la carrera diplomática le llevaron a Lagos (Nigeria), Varsovia y Ghana, antes de ocupar su primera embajada en 2002: Tashkent (Uzbekistán). La primera, y la última. En octubre del año pasado fue expulsado de Exteriores por explicar al mundo lo que un diplomático más cauto hubiera guardado para sí: la connivencia de los Gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido con el dictador uzbeko Islam Karimov, en nombre de...

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Craig Murray es un inglés de Norfolk de 46 años que hizo la carrera de Historia en Escocia y acabó en el Ministerio de Asuntos Exteriores casi por casualidad. Sus primeros destinos en la carrera diplomática le llevaron a Lagos (Nigeria), Varsovia y Ghana, antes de ocupar su primera embajada en 2002: Tashkent (Uzbekistán). La primera, y la última. En octubre del año pasado fue expulsado de Exteriores por explicar al mundo lo que un diplomático más cauto hubiera guardado para sí: la connivencia de los Gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido con el dictador uzbeko Islam Karimov, en nombre de la guerra contra el terrorismo.

En una conferencia dictada el 8 de noviembre en Chatham House, prestigioso foro de la política exterior británica, Murray explicó su experiencia en Uzbekistán, donde "una combinación de control estatal y falta de transparencia hace posible la corrupción a gran escala". Relató cómo el hijo de 18 años de un profesor disidente fue torturado y asesinado y su cuerpo arrojado contra la puerta de la casa paterna, minutos después de que el embajador estuviera cenando allí esa noche con un grupo de disidentes.

Pero no fueron las torturas en Uzbekistán lo que abrió los ojos del embajador, sino su aceptación por Londres y Washington, que han intentado ocultar a toda costa los abusos de Karimov porque es un aliado en Asia central, una zona esencial para Estados Unidos, rica en gas y petróleo y a tiro de piedra de Irán, Rusia y China.

Murray acusa a Straw de haber defendido el uso de información obtenida por otros países bajo tortura si esa información es útil en la lucha contra el terrorismo. "Llevaba 20 años trabajando como diplomático, pero hasta que llegué a Uzbekistán no me di cuenta de que en realidad no estábamos defendiendo lo que yo creía", explica Murray en su alborotado cuartel general electoral en el centro de Blackburn. "Hay millones de votantes en todo el país que están furiosos por la política exterior del Partido Laborista. Pero en Blackburn tenemos una oportunidad única para echar al ministro de Exteriores", afirma al explicar por qué ha decidido retar a Jack Straw en las elecciones generales del 5 de mayo.

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