Peregrinar de escuela en escuela

La oficina de información y escolarización del Consorcio de Educación de Barcelona tiene mapas de la ciudad por todos lados. En la pared,

en las mesas, en los archivos. Los hay

a gran escala, por distritos, por barrios,

y en ellos se señalan todos los centros educativos, públicos o concertados, desde guarderías a institutos, por los que suelen peregrinar los padres a la hora de matricular a sus hijos. En Barcelona se escolarizan más de 250.000 alumnos de 0 a 18 años.

La semana pasada finalizaba el plazo de preinscripción para los ciclos de infantil, primaria y secun...

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La oficina de información y escolarización del Consorcio de Educación de Barcelona tiene mapas de la ciudad por todos lados. En la pared,

en las mesas, en los archivos. Los hay

a gran escala, por distritos, por barrios,

y en ellos se señalan todos los centros educativos, públicos o concertados, desde guarderías a institutos, por los que suelen peregrinar los padres a la hora de matricular a sus hijos. En Barcelona se escolarizan más de 250.000 alumnos de 0 a 18 años.

La semana pasada finalizaba el plazo de preinscripción para los ciclos de infantil, primaria y secundaria, y los 11 trabajadores del Consorcio van a toda pastilla. Teléfonos que no paran de sonar, colas y alguna que otra cara de impaciencia entre los que esperan su turno. A diario se atiende a unos 200 interesados, en persona o por teléfono. "A pesar de tener mucho trabajo, estamos contentos con el funcionamiento de la oficina. Pero somos conscientes de que aún hay que ajustar procesos y afinar la información", señala Mariona Escobar, jefa de la unidad de escolarización de esta institución.

Escobar subraya la "increíble diversidad" de los ciudadanos que acuden a la oficina a interesarse sobre las escuelas y que hacen "cientos de preguntas" sobre la mejor educación para sus hijos. Relata que atienden desde matrimonios de clase alta a jóvenes que viven prácticamente en la calle, pasando por parejas que acaban de adoptar un hijo.

En la calle, junto a la oficina, Marta Mas repasa los documentos para pedir plaza para su niña de tres años. "La verdad es que la oficina ayuda bastante porque se puede preguntar de todo y no hay que peregrinar de escuela en escuela", opina Marta.