Wolfowitz obtiene un apoyo unánime al frente del Banco Mundial

La Unión Europea vence sus recelos a la designación del ideólogo de la guerra de Irak

El directorio del Banco Mundial nombró ayer a Paul Wolfowitz, hasta la fecha número dos del Pentágono, como el décimo presidente del organismo financiero, en sustitución de James Wolfensohn. La candidatura de Estados Unidos prosperó sin problemas entre los accionistas del banco, que dieron su voto unánime, a pesar de que su figura e ideología política fueran muy criticadas por ser uno de los mentores de la intervención en Irak.

Wolfowitz, de 61 años, era el único candidato sobre la mesa para sustituir a Wolfensohn, que el próximo 31 de mayo abandonará el banco tras una década al ...

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El directorio del Banco Mundial nombró ayer a Paul Wolfowitz, hasta la fecha número dos del Pentágono, como el décimo presidente del organismo financiero, en sustitución de James Wolfensohn. La candidatura de Estados Unidos prosperó sin problemas entre los accionistas del banco, que dieron su voto unánime, a pesar de que su figura e ideología política fueran muy criticadas por ser uno de los mentores de la intervención en Irak.

Wolfowitz, de 61 años, era el único candidato sobre la mesa para sustituir a Wolfensohn, que el próximo 31 de mayo abandonará el banco tras una década al frente de una de las instituciones más complejas del mundo. Para aplacar los recelos suscitados tras su desginación por parte del presidente George Bush, el halcón neoconservador estadounidense mantuvo encuentros con los principales bloques regionales del planeta para sumar apoyos y convencerles de su compromiso con la erradicación de la pobreza, objetivo del Banco Mundial. Su mandato será efectivo el 1 de junio.

La Unión Europea, muy crítica con la política unilateral de Estados Unidos y con la invasión de Irak, no se dejó llevar por los prejuicios y dio finalmente su bendición a Wolfowitz, para evitar una nueva crisis, en un momento en el que ambas orillas del Atlántico intentan estrechar lazos. Wolfowitz prometió a cambio que dará un puesto de relevancia a los europeos en el seno del Banco y dejó claro que su trabajo se concentrará en la misión central del organismo, y que no se guiará por una agenda política precisa.

Así se evita lo que el diario The Washington Post calificó ayer como una "condena preventiva" de las cualidades de Wolfowitz para estar al frente de la organización, y se muestra que se quiere juzgar su figura a partir de las decisiones que adopte más que por su ideología política. En este clima, los 24 miembros del directorio, que representan a las 184 naciones integrantes del banco, dieron su voto unánime al controvertido candidato estaounidense.

Wolfowitz agradeció la confianza del consejo de administración del Banco y reiteró su compriso con la "noble misión" de una institución que consideró "de vital importancia" en la escena internacional. Es más, dijo que ayudar a los más necesitados a salir de la pobreza es una "bella misión", parafraseando al ex secretario de Estado George Shultz. "Creo firmemente en ella", apostilló.

Se respeta de esta manera, además, el pacto de caballeros suscrito por Estados Unidos y Europa, por el que Washington pone al frente del Banco Mundial a un estadounidense, y Bruselas, a un europeo en el Fondo Monetario Internacional (FMI), cargo que ocupa el español Rodrigo Rato. Una fórmula que irrita a los principales activistas por el desarrollo, contrarios a esta forma de reparto.

Nuevo impulso

De Wolfowitz se espera además que impulse la institución y empiece a corregir sus disfunciones administrativas. El Banco Mundial cuenta con 10.000 empleados y el año pasado movilizó fondos por valor de 20.000 millones de dólares para financiar proyectos de desarrollo.

Los directores del Banco Mundial agradecieron al australiano Wolfenson por su liderazgo al frente de la institución financiera y por su "pasión" en el compromiso por reducir la pobreza en el mundo. Wolfowitz también reconoció la labor de su predecesor y le agradeció su ayuda, que utilizará durante su mandato para "crear una nueva era de oportunidades para los más pobres". Además, se mostró dispuesto a abrir un diálogo con las organizaciones civiles, para escuchar su experiencia en la solución de los problemas del desarrollo económico.

Paul Wolfowitz, a su llegada a la sede del Banco Mundial, en Washington.AP

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