Crítica:JAZZ | Pedro Iturralde Cuarteto

El 'jazzman' en su salsa

Que Pedro Iturralde regrese al club de jazz es, siempre, noticia. Más, cuando el susodicho venía prefiriendo otros aires que no aquellos donde el jazz se cuece y, puede, no sean los más sanos del mundo, pero sí, resultan ser los idóneos para fomentar la aparición de las esquivas musas. En su visita al recinto de la plaza del Ángel, el navarro deja ver al jazzman que siempre ha sido: un improvisador de cara lavada y línea clara; meticuloso con el detalle, un prodigio en lo técnico. Es un músico de otra época, pues conserva su gusto por la melodía y un sonar a John Coltrane que le acompa...

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Que Pedro Iturralde regrese al club de jazz es, siempre, noticia. Más, cuando el susodicho venía prefiriendo otros aires que no aquellos donde el jazz se cuece y, puede, no sean los más sanos del mundo, pero sí, resultan ser los idóneos para fomentar la aparición de las esquivas musas. En su visita al recinto de la plaza del Ángel, el navarro deja ver al jazzman que siempre ha sido: un improvisador de cara lavada y línea clara; meticuloso con el detalle, un prodigio en lo técnico. Es un músico de otra época, pues conserva su gusto por la melodía y un sonar a John Coltrane que le acompaña desde sus primeros pasos en la música. En su reencarnación jazzística, Iturralde ya no toca estándares sino lo que él llama "fusión étnica", entendiendo por tal el acercamiento con denominación de origen a un material tan diverso como pueda serlo la Milonga del Ángel, de Astor Piazzolla, y el Cant dels Ocells, de Casals, sobre arreglos propios en uno y otro caso. Instalado en el pabellón de los hombres ilustres de nuestro jazz, campa por sus respetos, y esto le permite tocar la Canción del fuego fatuo, de Falla, y salirse de la letra de la composición para derivar hacia una versión a dúo batería-saxo de La Zarzamora. Repite, al interpretar un arreglo imposible del chotis Madrid. Lo toca y suena como se supone que debe sonar el jazz, lo que tiene mérito. En todo esto, cuenta con la ayuda que le brinda su equipo rítmico habitual, el mismo que le viene sustentando últimamente, y que bien pudiera funcionar por sí mismo. El martes, los cuatro contaron con el refuerzo de la cantante Connie Philp, quien, hallándose entre el público, subió al estrado para interpretar el blues.

Pedro Iturralde

Cuarteto Pedro Iturralde, saxos tenor y soprano, clarinete, txistu; Mariano Díaz, piano; Miguel Ángel Chastang, contrabajo; Carlos Carli, batería. Café Central. Madrid, 22 de marzo.

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