Aguirre desecha el proyecto de ampliación de la M-45 heredado de Gallardón

La Comunidad planea renunciar a hacer la obra y, en todo caso, soterraría en parte la autovía

El Gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por Esperanza Aguirre, no tiene "intención" de llevar a cabo uno de los proyectos heredados de su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón: la ampliación de la autovía M-45 en ocho kilómetros (ahora tiene 37) hasta su cruce con la M-501 (la carretera de los pantanos). "No hay intención de hacer esa obra, y mucho menos si los vecinos están en contra", explicó ayer una portavoz autonómica. La consejera de Transportes, María Dolores de Cospedal, recibirá hoy a representantes de los vecinos del ensanche de Carabanchel, que reclaman la retirada de e...

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El Gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por Esperanza Aguirre, no tiene "intención" de llevar a cabo uno de los proyectos heredados de su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón: la ampliación de la autovía M-45 en ocho kilómetros (ahora tiene 37) hasta su cruce con la M-501 (la carretera de los pantanos). "No hay intención de hacer esa obra, y mucho menos si los vecinos están en contra", explicó ayer una portavoz autonómica. La consejera de Transportes, María Dolores de Cospedal, recibirá hoy a representantes de los vecinos del ensanche de Carabanchel, que reclaman la retirada de ese proyecto por considerar que la ampliación de la M-45 pasará demasiado cerca de sus casas.

La M-45 -entre la M-30 y la M-40, aunque no es una carretera de circunvalación porque sólo tiene hecho un tramo- mide 37 kilómetros entre el cruce con la carretera de Barcelona, a la altura de San Fernando de Henares, y el cruce con la M-40 al sur del distrito madrileño de Carabanchel. Ése es el trazado que inauguraron el príncipe de Asturias y el entonces presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, en marzo de 2002. Pero la intención del a la sazón consejero de Obras Públicas, Luis Eduardo Cortés, era hacer crecer la autovía otros ocho kilómetros hasta su cruce con la M-501 (ver gráfico).

La Consejería de Transportes e Infraestructuras del Gobierno de Esperanza Aguirre, dirigida primero por Francisco Granados y ahora por María Dolores de Cospedal, heredó ese proyecto de ampliación y empezó a realizar los estudios previos. Sobre ellos ha hecho la Consejería de Medio Ambiente una primera Declaración de Impacto Ambiental, que da la razón a los vecinos de Carabanchel al subrayar que la ampliación de la M-45 conllevará importantes problemas de ruido y, además, invadirá un suelo previsto como zona verde.

Vecinos de Carabanchel

Transportes debería elaborar ahora el proyecto definitivo e iniciar los trámites para comenzar las obras. Pero el proceso está parado. "No tenemos intención de hacer esa obra, y mucho menos si los vecinos están en contra", afirmó ayer una portavoz de la consejería, horas después de que la asociación que une a vecinos de Carabanchel Alto y a los del nuevo barrio del ensanche de Carabanchel -aún sin terminar, pero donde ya viven 3.000 familias- hiciera público que hoy se reunirán con De Cospedal para plantearle, entre otras reclamaciones, la retirada del proyecto de ampliación de la M-45.

"El tramo que fue inaugurado en 2002 ya nos crea serios problemas de ruido, porque no pusieron ningún tipo de pantallas acústicas, y la autovía ha ocupado parte del suelo que, según el Plan General de Ordenación Urbana, estaba destinado a hacer zonas verdes. Pero el tramo que se pretende ampliar será peor, porque los coches pasarán mucho más cerca de las viviendas", explica Jesús Muñoz, uno de los portavoces de los vecinos. Y añade: "Esa obra no es necesaria, la nueva carretera irá prácticamente paralela a la M-40. Supondrá un impacto muy fuerte en el entorno, para nada".

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La consejera tendrá, por tanto, un argumento perfecto si decide renunciar a llevar a la práctica el proyecto de Gallardón: los vecinos lo quieren así. Aunque también hay previsto un plan b: "En el caso improbable de que, después de estudiarlo todo, se decida hacer la obra, el tramo que pasaría más cerca del ensanche de Carabanchel, unos 500 metros, sería soterrado", anunció la portavoz de Transportes. Ésta admitió que el segundo tramo de la M-45 iba a dar servicio también a las viviendas que se construyan en la Operación Campamento. "Habrá que buscar una alternativa; por ejemplo, que el Ministerio de Fomento amplíe la M-40", sugirió.

Los 37 kilómetros de la M-45 costaron al Ejecutivo de Gallardón 526 millones de euros, pagados con el sistema de peaje en la sombra: las constructoras corren con los gastos y, a cambio, reciben un canon anual de la Comunidad en función de los vehículos que circulen por la autovía.

La retirada del proyecto de ampliación de la M-45 no es la única reclamación que llevarán los vecinos a la reunión de hoy. Pedirán también que la línea 11 de metro, que la Comunidad va a ampliar con una estación más en Carabanchel, crezca asimismo hacia el interior de la ciudad, hasta conectar con Atocha; reclamarán que la línea de autobuses que sale de Aluche cubra todo el ensanche de Carabanchel, y no sólo la mitad; y, por último, le preguntarán cómo van las negociaciones con el Ministerio de Fomento para sacar de la ciudad el aeródromo de Cuatro Vientos.

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