CRISIS POLÍTICA EN CATALUÑA

Un "clamor latente" tras el informe de la gestión de CiU

A Pasqual Maragall, ¿se le calentó la boca por la crisis del Carmel? Si se borra del mapa de la política catalana una escena clave que ocurrió mientras se festejaba la Navidad y la Nochevieja de 2004, se podría contestar tan afirmativa como unívocamente. Pero esa escena aporta elementos de comprensión muy relevantes.

A finales del año, la Generalitat hizo público un amplio informe sobre la gestión de los Gobiernos de Jordi Pujol. Durante varios días, los medios de comunicación dieron cuenta de algunos detalles y conclusiones.

Varios departamentos de la Generalitat describían, a l...

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A Pasqual Maragall, ¿se le calentó la boca por la crisis del Carmel? Si se borra del mapa de la política catalana una escena clave que ocurrió mientras se festejaba la Navidad y la Nochevieja de 2004, se podría contestar tan afirmativa como unívocamente. Pero esa escena aporta elementos de comprensión muy relevantes.

A finales del año, la Generalitat hizo público un amplio informe sobre la gestión de los Gobiernos de Jordi Pujol. Durante varios días, los medios de comunicación dieron cuenta de algunos detalles y conclusiones.

Varios departamentos de la Generalitat describían, a lo largo de 352 páginas, unas prácticas a partir de las cuales el lector atento se planteaba una duda. ¿Se trataba de incompetencia pura o existían bases para el dolo? La Generalitat, en el mismo informe, señalaba que no tenía intención de depurar responsabilidades penales.

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Durante varios días, entre la Nochevieja y Reyes, la Generalitat ofreció información. Así trascendió, por ejemplo, una noticia relevante. Según se afirmaba, el presidente Pasqual Maragall decidiría en tres meses si era procedente presentar demandas contra altos cargos de los Gobiernos de CiU.

Fuentes jurídicas han señalado que el extenso informe de gestión de CiU es una radiografía muy reveladora con datos de gran relevancia. "No sabría ahora calificar si existía una base para presentar una o varias querellas. Pero como mínimo un fiscal debería leérselo y tomar abundantes notas", dijo una de esas fuentes.

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Con todo, a primeros de enero, el consejero de Economía, Antoni Castells, salió a escena para tranquilizar los ánimos. "A mí no me gusta insinuar, ni dejar caer afirmaciones insidiosas". Y añadió: "Para que no exista ninguna sombra de duda, deseo afirmar con toda claridad que de las actuaciones llevadas a cabo para la elaboración del informe no se desprende ninguna ilegalidad".

Lo que sí había es lo que ayer el consejero Joaquím Nadal calificó como "un clamor latente", una frase que al menos le debe en un porcentaje importante a Josep Piqué, presidente del partido Popular en Cataluña, quien dijo en el Parlament, el pasado jueves, que "el clamor de la sociedad catalana se había confirmado por boca" de Maragall. A juzgar por las palabras de Piqué, al presidente Maragall no fue al único al que se le calentó la boca.

La crisis del Carmel, y la temeraria agresividad de CiU con el Gobierno de Maragall, han hecho el resto. Los tres meses que Maragall se había tomado para pensarse si se presentaría alguna denuncia o querella no han pasado todavía. Pero, a partir del jueves pasado, la decisión ya no estará sólo en manos de Maragall y su Gobierno. José María Mena, el fiscal jefe del Tribunal Superior de Cataluña, y su equipo se pondrán manos a la obra.

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