"La exigencia tras mi muerte"

"La estirpe, a la que ha sido confiada la tutela de la entrega de las llaves, se reúne aquí, dejándose circundar por la policromía sixtina de esta visión que Miguel Ángel nos ha dejado. Así fue en el agosto y después en el octubre del año memorable de los dos cónclaves, y así será todavía cuando se presentará la exigencia tras mi muerte".

Juan Pablo II se refiere con estas palabras, en uno de los poemas de su libro Tríptico Romano, al momento en que los cardenales se reunirán para nombrar a su sucesor. El papa Wojtyla ha ido entregando a la imprenta, con una frecuencia cada vez m...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

"La estirpe, a la que ha sido confiada la tutela de la entrega de las llaves, se reúne aquí, dejándose circundar por la policromía sixtina de esta visión que Miguel Ángel nos ha dejado. Así fue en el agosto y después en el octubre del año memorable de los dos cónclaves, y así será todavía cuando se presentará la exigencia tras mi muerte".

Juan Pablo II se refiere con estas palabras, en uno de los poemas de su libro Tríptico Romano, al momento en que los cardenales se reunirán para nombrar a su sucesor. El papa Wojtyla ha ido entregando a la imprenta, con una frecuencia cada vez mayor, los escritos que componen en cierta forma sus memorias y su testamento. Y la atención sobre ellos crece a medida que empeora su salud.

El libro Memoria e identidad, publicado el miércoles en Italia con una primera edición de 330.000 ejemplares, se había agotado ayer en varias librerías romanas. El público compraba la obra para buscar en ella atisbos de la personalidad íntima de un pontífice que, tras 26 años en la cátedra de San Pedro, tras innumerables viajes y con una popularidad planetaria, seguía encerrando misterios.

La gran pregunta que flotaba en el ambiente, sin que nadie en el Vaticano se atreviera a formularla, se refería al límite de la resistencia papal. Juan Pablo II insistió, tras recibir el alta médica dos semanas atrás, en que no pensaba abandonar su cargo ("la cruz que Jesús ha puesto sobre mis espaldas") y en que permanecería en él hasta la muerte. La nueva hospitalización, y la evidencia de que su fragilidad es ya crónica, reaviva las dudas sobre su capacidad para ejercer de forma efectiva la función de pastor de la Iglesia católica.

El chileno Jorge Arturo Medina Estévez, de 79 años, que ha sido nombrado por Juan Pablo II nuevo cardenal protodiácono, según se supo ayer, será quien tras un eventual cónclave se encargue de anunciar al mundo que la Iglesia católica tiene un nuevo Papa.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO