Crítica:TEATRO

Cuando Hamlet cierra los ojos

Con Shakespeare sucede como con su lengua: se ha convertido en moneda de cambio internacional. Sus títulos más conocidos son reclamo seguro, y los programadores se ahorran los riesgos de la novedad y de los clásicos menos trillados. El mercado demanda shakespeares. El autor de Hamlet debe parte de su preeminencia actual a que directores como Tyrone Guthrie se lanzaron a escenificarlo a la manera isabelina, y compañías como la Royal y Cheek by Jowl mostraron ese modo de hacer por todo el mundo. Ningún autor ha sido recrecido con tantas puestas en escena y de tanta calidad. Sus par...

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Con Shakespeare sucede como con su lengua: se ha convertido en moneda de cambio internacional. Sus títulos más conocidos son reclamo seguro, y los programadores se ahorran los riesgos de la novedad y de los clásicos menos trillados. El mercado demanda shakespeares. El autor de Hamlet debe parte de su preeminencia actual a que directores como Tyrone Guthrie se lanzaron a escenificarlo a la manera isabelina, y compañías como la Royal y Cheek by Jowl mostraron ese modo de hacer por todo el mundo. Ningún autor ha sido recrecido con tantas puestas en escena y de tanta calidad. Sus pares se miden con él en el imaginario del lector más a menudo que en el del espectador. Compiten con desventaja. En 2001, por ejemplo, en España se produjeron 17 montajes de Shakespeare (sin contar los invitados por festivales internacionales) por cuatro de Calderón y de Eurípides. Todo conspira para que el espectador español de teatro clásico se haya convertido en especialista en el dramaturgo de Stratford-upon-Avon. También llegan espectáculos libremente inspirados en sus obras, como Hamlet. Dreams, que se representa del 24 al 27 de febrero en el Teatro Español. Andréi Zholdak, su director, escribió a propósito del estreno de Un mes en el campo que su trabajo guarda con el original de Turguénev la misma relación que unas notas a pie de página. El director ucranio reinterpreta las obras que monta, reduce su texto al mínimo y ensancha su iconografía.

"Hamlet. Dreams es un es-

pectáculo visual de tres horas de duración tejido en torno a las fantasías, obsesiones y deseos del príncipe de Dinamarca", explica Ignacio García, director de escena y adjunto a la dirección del Teatro Español. "Zholdak elabora imágenes que evocan las revoluciones y guerras civiles de Ucrania. Desde el principio, su montaje genera una curiosidad enorme sobre dónde va a ir a parar. Elabora, por ejemplo, una serie de cuadros vivientes separados por oscuros, durante los cuales la escena cambia por completo. Zholdak lleva la acción adelante y atrás, repite estructuras dramáticas y añade de su cosecha escenas en las que resuena la memoria del exilio de la Europa del Este. Su trabajo es inquietante, atractivo y de una pureza visual similar a la de los espectáculos de Kantor y de Marthaler: no necesita el despliegue tecnológico de Lepage o de Wilson.

El director ucranio coloca a los personajes en movimiento constante, apoyado sobre una banda sonora bellísima, y con voces en off que hemos doblado al castellano".

Los grandes montajes extranjeros suelen llegar a Madrid después de pasar por París, Aviñón o Edimburgo. No es el caso. El staff del Teatro Español vio Hamlet. Dreams en el Festival de Teatre Visual i Titelles, de Barcelona, en noviembre de 2004. Víctor Molina, su director, conoció a Zholdak a través de un programador holandés, y escogió este montaje porque es más pequeño y técnicamente menos complicado que Un mes en el campo, Cuatro y medio (homenaje a Fellini), Goldoni Venice y Un día en la vida de Iván Denisovich, sus últimos espectáculos. En Hamlet. Dreams hay 34 actores en escena. "En Un día en la vida de Iván Denisovich, basado en la novela de Solzhenitsin, hay 120, y 15 perros que separan al público del gulag", dice Molina. Zholdak (Kiev, 1962) estudió en su ciudad natal, y luego en Moscú, con Anatoli Vassiliev, director que trabaja en una línea ritual y mistérica, discordante con la escuela rusa. "Vassiliev le dijo que es el único de entre sus alumnos al que puede llamar discípulo: porque no intenta imitarle", explica Molina. "Realmente son cara y cruz. Vassiliev recoge el mito de lo arcaico y la pureza de los primeros signos de la experiencia teatral: es introspección pura. Andréi Zholdak trabaja con los deshechos de la cultura contemporánea. Es trepidante y posmoderno".

En cierto modo, representa a la Ucrania que mira a Occidente. La Volksbühne le ha llamado para que haga sus dos próximos montajes en Berlín, con actores alemanes y ucranios. Allí no podrá tener repartos tan amplios: eso es cosa de la Europa del Este. Hamlet. Dreams es una producción del Teatro Dramático Berezil, de Jarkov, como Un día en la vida de Iván Denisovich y Un mes en el campo.

Hamlet. Dreams. Madrid. Teatro Español. Del 24 al 27 de febrero.

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