Fraga admite que el apoyo del Gobierno en la crisis del 'Prestige' fue insuficiente

Han tenido que pasar 27 meses, una derrota electoral y una profunda crisis en las relaciones entre el Partido Popular gallego y su dirección nacional para que el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, hiciese ayer una inesperada confesión. Fraga admitió, por vez primera y sin rodeos, que durante la crisis del Prestige la Xunta no se sintió "lo suficientemente apoyada" por el Gobierno que entonces presidía José María Aznar.

Lo que parecía un trámite, la comisión de investigación sobre el Prestige reabierta con dos años de retraso en el Parlamento autónomo por una sentencia d...

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Han tenido que pasar 27 meses, una derrota electoral y una profunda crisis en las relaciones entre el Partido Popular gallego y su dirección nacional para que el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, hiciese ayer una inesperada confesión. Fraga admitió, por vez primera y sin rodeos, que durante la crisis del Prestige la Xunta no se sintió "lo suficientemente apoyada" por el Gobierno que entonces presidía José María Aznar.

Lo que parecía un trámite, la comisión de investigación sobre el Prestige reabierta con dos años de retraso en el Parlamento autónomo por una sentencia del Tribunal Constitucional, ha rememorado discordias recientes en el PP.

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La queja de Fraga fue su respuesta a la comparecencia ante la comisión, el pasado miércoles, de su antiguo delfín, Xosé Cuiña, la principal víctima política del Prestige. Cuiña, forzado a dimitir en enero de 2003, en plena crisis de la marea negra, reconoció tácitamente las disputas entre la Xunta y el Gobierno central. El antiguo consejero de Política Territorial reveló que cuando la marea negra amenazaba las Rías Baixas, Fraga le encargó "con la máxima discreción" que crease un comité para suministrar material a los marineros y voluntarios que luchaban por su cuenta contra el fuel. Sin la labor de esa comisión, aseguró Cuiña, "Galicia seguiría hoy flotando en chapapote".

Fraga corroboró ayer las palabras de Cuiña y fue más lejos. Tras dos años de loas a la colaboración y la lealtad entre su Gabinete y el Gobierno de Aznar, el presidente gallego pasó a alabar únicamente la gestión de su antiguo consejero para concluir: "Las circunstancias fueron capaces de desbordar las posibilidades de la Xunta, no siempre lo suficientemente apoyadas por el Gobierno nacional".

Fraga no sólo había evitado hasta ahora cualquier crítica a la actuación del Ejecutivo de Aznar en la crisis del Prestige, sino que condecoró con la medalla de oro de Galicia al anterior ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, responsable de la orden de negar abrigo en puerto al petrolero. El principal responsable de coordinar la respuesta de la Administración del Estado a la marea negra fue el entonces vicepresidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy. Los partidarios de Cuiña en el PP de Galicia atribuyen a presiones de Rajoy la defenestración del antiguo delfín de Fraga tras las disputas sobre el modo de hacer frente a la catástrofe.

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