Crítica:CRÍTICAS

La memoria de los muertos

Hay películas cuyo comienzo estalla literalmente frente a los ojos del espectador, otras que siguen un rígido patrón genérico sin alejarse ni un milímetro de sus intenciones, y otras, en fin, que parecen nacer de una situación que no está en su comienzo, sino mucho más adelante: sus personajes nos son presentados, evolucionan ante nosotros, van desperdigando pistas sobre su vida, y bien poco más. Pero de repente, y sin que intuyamos para nada lo que se nos viene encima, el drama nos golpea hasta dejarnos inermes, espectadores cautivos del escándalo de sentimientos que se agolpan en la pantalla...

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Hay películas cuyo comienzo estalla literalmente frente a los ojos del espectador, otras que siguen un rígido patrón genérico sin alejarse ni un milímetro de sus intenciones, y otras, en fin, que parecen nacer de una situación que no está en su comienzo, sino mucho más adelante: sus personajes nos son presentados, evolucionan ante nosotros, van desperdigando pistas sobre su vida, y bien poco más. Pero de repente, y sin que intuyamos para nada lo que se nos viene encima, el drama nos golpea hasta dejarnos inermes, espectadores cautivos del escándalo de sentimientos que se agolpan en la pantalla.

A este noble patrón responde Para que no me olvides, la última criatura de Patricia Ferreira. Un filme que comienza con aires cursis, con una historia de amor con tonos casi de fotonovela, aunque con suficientes pistas enigmáticas desperdigadas a lo largo y ancho de la trama como para que el espectador espere algo, no se sabe bien qué, que las ordene. Y lo que llega es otra cosa: un mazazo brutal, un cambio espectacular de la trama que aboca la vivencia a los abismos del drama, mucho más que a la narración aparentemente costumbrista a la que asistíamos.

PARA QUE NO ME OLVIDES

Dirección: Patricia Ferreira. Intérpretes: Emma Vilarasau, Fernando Fernán-Gómez, Marta Etura, Roger Coma, Víctor Mosqueira. Género: drama. España, 2004. Duración: 106 minutos.

Altura moral

Ese golpe es de los que hacen daño. Agradecerá el lector no ser avisado sobre él, pero sepa que desde un determinado punto de la trama, la historia de memorias y secretos que parece ser el sentido de la historia se desdobla en un abismo de dolor del que sobresale el talento inmenso de Emma Vilarasau, uno de los polos dramáticos de la trama, y una actriz que no descubrirán ciertamente los espectadores catalanes de la ficción, pero que sí sorprenderá a quienes no estén habituados a verla en la pequeña (o en la gran) pantalla.

Película hecha de secretos, confesiones desgarradas y situaciones en el límite, Para que no me olvides tiene también algunos esquematismos de guión (un subrayado tal vez excesivo sobre la pervivencia de la memoria de los derrotados en la guerra civil, por ejemplo) que afean el límpido derrame de lágrimas que su visión provoca, pero que no bastan para restar méritos a sus logros. Es una película difícil de ver, pero de una altura moral sin desmayos, con unos actores espléndidos y un Fernán-Gómez que parece disfrutar en todos y cada uno de los momentos en que aparece en la pantalla. Es dura, inclemente y por momentos áspera; pero se debe ver por su entereza, por el respeto que mantiene con su público; en definitiva, es de esas películas que sirven para aprender más de la vida.

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