INCENDIO EN EL CORAZÓN FINANCIERO DE MADRID

Control de la Edificación examinó pilares y forjados

Los arquitectos Emilio García-Burgos y Carlos Molina, del departamento de Control de la Edificación del Ayuntamiento de Madrid, se adentraron poco después del mediodía en el edificio Windsor, acompañados por bomberos, para inspeccionar sus instalaciones y fijar las condiciones de seguridad y estabilidad que aún presenta. En el interior del edificio permanecieron tres horas. No llevaban consigo instrumental visible. Por ello, hasta última hora de ayer se esperaba a otro grupo técnico que tomara muestras de la estructura, pilares o forjados de hormigón, para examinar en laboratorio sus caracterí...

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Los arquitectos Emilio García-Burgos y Carlos Molina, del departamento de Control de la Edificación del Ayuntamiento de Madrid, se adentraron poco después del mediodía en el edificio Windsor, acompañados por bomberos, para inspeccionar sus instalaciones y fijar las condiciones de seguridad y estabilidad que aún presenta. En el interior del edificio permanecieron tres horas. No llevaban consigo instrumental visible. Por ello, hasta última hora de ayer se esperaba a otro grupo técnico que tomara muestras de la estructura, pilares o forjados de hormigón, para examinar en laboratorio sus características y prever su comportamiento ulterior al incendio.

La metodología empleada en los exámenes de materiales estructurales es de dos tipos, según explica Rafael Astudillo, responsable del Laboratorio de Estructuras del CEDEX, centro decano de experimentaciones estructurales dependiente de Fomento. El primer tipo es dinámico, o destructivo; consiste en aplicar una broca hueca a un elemento estructural de hormigón para extraer de él un magma que posteriormente se talla y adquiere forma tronco-cilíndrica. Adquiere unos 15 centímetros de diámetro y 30 de altura. Esta prueba-testigo es enviada a un laboratorio para ser sometida a ensayos de resistencia y durabilidad. Se estudia luego si los componentes del hormigón, cemento, arena y áridos, conservan o no su integridad y si muestra fisuraciones tras los choques térmicos, calentamiento y enfriamiento, que el fuego implica.

En cuanto a la otra prueba, que es estática y se realiza sobre el terreno, puede aplicarse según dos técnicas. La primera consiste en fijar una especie de palpador sobre un pilar u otra estructura de hormigón. El palpador emite un ultrasonido cuya velocidad de penetración en el hormigón se mide en milisegundos. Cuanto mayor es esa velocidad, mejor es la consistencia del material examinado. La segunda técnica mide in situ la dureza del hormigón mediante un esclerómetro.

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