OPINIÓN DEL LECTOR

Lo que no se dice

Decir que la situación de los jóvenes respecto al empleo es muy negativa no es nada nuevo; casi todo el mundo se pondría de acuerdo en eso. Los problemas se suscitarán tras el análisis de la situación y las propuestas para solucionar el problema. Ese es el momento en el que cada cual se retrata. Retrato en el que, hace pocas semanas, el consejero de Justicia y Empleo, Joseba Azkarraga no ha salido nada favorecido a mi entender.

En su comparecencia en la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales del Parlamento dijo respecto al empleo que la situación más preocupante es la de las personas en...

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Decir que la situación de los jóvenes respecto al empleo es muy negativa no es nada nuevo; casi todo el mundo se pondría de acuerdo en eso. Los problemas se suscitarán tras el análisis de la situación y las propuestas para solucionar el problema. Ese es el momento en el que cada cual se retrata. Retrato en el que, hace pocas semanas, el consejero de Justicia y Empleo, Joseba Azkarraga no ha salido nada favorecido a mi entender.

En su comparecencia en la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales del Parlamento dijo respecto al empleo que la situación más preocupante es la de las personas entre 16 y 24 años. La tasa de paro juvenil es superior al 22% (25% en el caso de mujeres jóvenes), unos seis puntos por encima de la europea. Tan preocupante o más es la inestabilidad laboral: 8 de cada 100 nuevos contratos son temporales y la tasa de temporalidad, situada en el 30%, en el caso de las personas jóvenes se duplica holgadamente. Hasta aquí compartimos análisis con la consejería.

El primer problema surge con lo que no se dice: cosas como las dobles escalas salariales que se aplican en muchas empresas y por las que las personas jóvenes cobran menos y, además, tienen menos derechos que el resto de la plantilla. Tampoco se habla de la preocupante proporción de la contratación a través de las ETT. No se cita la siniestralidad laboral y su relación con la precariedad. Respecto a la situación de la mujer se publican datos genéricos, pero nada se dice de las discriminaciones cotidianas que sufre en el trabajo. Tampoco se nos dice nada sobre la realidad de las personas inmigradas en la economía sumergida, el servicio doméstico, la construcción....

También divergimos en el análisis de las causas de esta situación. Se nos dice que se hacen pocos contratos a tiempo parcial y existe poca rotación en el empleo. Parece ser que, ante la precariedad laboral y el desempleo, el Gobierno vasco ha dado con la fórmula mágica: empeorar aún más las condiciones laborales. También se nos habla de que la formación no se acomoda del todo a las necesidades de las empresas. Será extraño, pero es que todavía hay gente que creemos que la educación y la formación no tienen que tener como objetivo exclusivo la inserción en el mercado laboral. ¿O es que quieren ustedes que el sistema educativo público sea quien le resuelva todos los problemas formativos a las empresas privadas?

Las propuestas del departamento de Empleo para hacer frente a la situación son igual de descorazonadoras. Sigan ustedes escudándose en que no tienen competencias para regular las relaciones laborales. Es lo que les salva de no tener que hacerse fotos en las que a buen seguro resultarían aún menos favorecidos.

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