TRAGEDIA EN CASTELLÓN

Una estufa de exterior en una habitación sin ventilación causó las muertes de La Todolella

Las 18 víctimas fueron halladas en pijama, en literas o en el suelo, donde cayeron inconscientes

La investigación sobre la muerte de 18 personas en un albergue de La Todolella (Castellón) apunta a que fallecieron intoxicadas por monóxido de carbono al utilizar una estufa industrial, propia de granjas, en una habitación sin ventilación, para lo que no están indicadas. Los cadáveres aparecieron vestidos con pijamas, en sacos de dormir, en distintas literas. Algunos cuerpos estaban en el suelo. Cayeron al moverse ya inconscientes, según fuentes de la investigación. Unos amigos con los que habían quedado no pudieron entrar en la casa y avisaron a los guardeses del albergue, que hallaron los c...

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La investigación sobre la muerte de 18 personas en un albergue de La Todolella (Castellón) apunta a que fallecieron intoxicadas por monóxido de carbono al utilizar una estufa industrial, propia de granjas, en una habitación sin ventilación, para lo que no están indicadas. Los cadáveres aparecieron vestidos con pijamas, en sacos de dormir, en distintas literas. Algunos cuerpos estaban en el suelo. Cayeron al moverse ya inconscientes, según fuentes de la investigación. Unos amigos con los que habían quedado no pudieron entrar en la casa y avisaron a los guardeses del albergue, que hallaron los cadáveres.

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A falta de que culmine la investigación y se levante el secreto de sumario, ciertos detalles de la tragedia permanecen aún poco claros. Algunas de las primeras autoridades desplazadas el domingo al lugar de los hechos apuntaban que los cuerpos sin vida de las víctimas fueron encontrados por unos amigos que los esperaban y los guardeses de la antigua ermita reconvertida en albergue (no es un establecimiento de turismo rural).

Los que se quedaron a dormir en el edificio, tal como relató Javier Gallart, un ceramista que pasaba unos días de descanso en una casa rural próxima, llevaron la fiesta hasta la madrugada. "Estuve con ellos por la tarde, mientras preparaban la cena. Oí petardos de madrugada. Y cuando me levanté a las ocho de la mañana, todavía estaban de fiesta. Poco después, algunos se marcharon en sus coches y otros se fueron a dormir", relató. Les esperaban a comer y no acudieron. Dos amigos se trasladaron a buscarles. Les llamaron sin éxito, no pudieron abrir la puerta y avisaron a los guardeses. Juntos encontraron a las víctimas.

A las 11 de la mañana de ayer, después de más de nueve horas de trabajo, seis médicos forenses concluyeron las autopsias. Según explicó Mario Ventura, director del Instituto de Medicina Legal de Castellón, los cuerpos iban vestidos con pijama y sin documentación, lo que obligó a la identificación visual. La causa de los fallecimientos fue la intoxicación por monóxido de carbono. Muestras de sangre de los cadáveres han sido enviadas al Instituto de Toxicología de Valencia para determinar el nivel de carbono, lo que permitirá establecer la hora de la muerte. Los datos serán remitidos hoy, según lo previsto, al juzgado de Vinaròs que investiga el caso.

La mayoría de los cuerpos fueron hallados en sus literas -en posturas que sugieren que murieron mientras dormían- aunque algunos estaban en el suelo, adonde cayeron ya inconscientes. Con todo, Mario Ventura aseguró que, en su opinión, probablemente no llegaron a enterarse de lo que sucedía.

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Larga y tensa noche

A las 10 de la noche del domingo llegaron los primeros familiares al tanatorio del hospital Provincial de Castellón. Doce horas después aún no se habían ido. La noche fue larga y tensa. Cerca de una treintena de psicólogos y tres psiquiatras se organizaron en el centro para atender a 250 familiares, amigos y allegados que acudieron con el fin de facilitar la identificación de las víctimas.

Se les hizo interminable. A las tres de la madrugada sólo habían llegado al hospital los cuerpos de cinco de las víctimas. El resto, los otros 13, en caravana, fueron trasladados, a las 3.30 en cuatro furgones y un coche fúnebre. A las cuatro empezó la identificación. Mientras, sus objetos personales viajaban en grandes bolsas por los pasillos a la espera de ser entregados a los familiares.

Según Pilar Cuartero, presidenta de la Cruz Roja provincial y psicóloga, al hecho de la pérdida de un familiar o un amigo se unieron ayer dos circunstancias que agravaron el dolor: la incertidumbre y la duda sobre si Javier, Iván, Esther... se encontraban entre los fallecidos; y las horas de espera, que "genera mayor tensión psicológica". A eso se añadió que todos los fallecidos eran amigos y la mayoría de sus parientes se conocían. "Cuando uno contempla una escena dramática de alguien que conoce, eso también se contagia y multiplica el dolor", explicó Cuartero.

De hecho, hasta La Todolella viajó un autobús con el objetivo de trasladar a los afectados. Sin embargo, los propios psicólogos aconsejaron evitar la concentración para así impedir el pánico colectivo. Estar a su lado, escucharles, hacerles sentirse acompañados y entendidos fueron las primeras tareas de los facultativos. "Que no se sientan solos", repetían.

Las consultas del hospital, vacías de madrugada, y las salas de espera, fueron los escenarios para los familiares y amigos de los fallecidos. 250 personas fueron atendidas por los psicólogos. La madre de una de las víctimas tuvo que ser ingresada con una crisis de hipertensión en el hospital de La Plana, en Castellón, y otros afectados recibieron asistencia a consecuencia del shock nervioso en Vinaròs y en los hospitales de Castellón.

Compañeros de los jóvenes músicos fallecidos en el funeral de Alqueries.ÁNGEL SÁNCHEZ

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