Columna

Apasionante

Dentro de un mes los empresarios se reunirán en Peñíscola para debatir sobre la economía y cuál es la perspectiva de futuro que ofrece la Comunidad Valenciana. Es notable la responsabilidad que recae sobre quienes tienen la obligación de crear riqueza e impulsar la iniciativa privada. Ser empresario, con todas sus consecuencias, no es fácil en el tiempo y en el país que nos ha correspondido vivir. Desde hace 150 años la política y el mundo empresarial van de la mano. Me refiero a la Restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII. A la hora de escoger un lugar seguro para que Alfonso...

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Dentro de un mes los empresarios se reunirán en Peñíscola para debatir sobre la economía y cuál es la perspectiva de futuro que ofrece la Comunidad Valenciana. Es notable la responsabilidad que recae sobre quienes tienen la obligación de crear riqueza e impulsar la iniciativa privada. Ser empresario, con todas sus consecuencias, no es fácil en el tiempo y en el país que nos ha correspondido vivir. Desde hace 150 años la política y el mundo empresarial van de la mano. Me refiero a la Restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII. A la hora de escoger un lugar seguro para que Alfonso de Borbón desembarcara, el general Martínez Campos eligió Sagunto. Desde allí se dirigió a Barcelona para saludar a los empresarios catalanes y después a Madrid, donde tomó posesión de la Corona. El pronunciamiento había tenido apoyo financiero y logístico de significados personajes valencianos, indianos con fuertes intereses coloniales y de un nutrido grupo de industriales que veían peligrar sus negocios si seguían implantándose medidas librecambristas. La libertad de comercio surgida en la Primera República (1873-1874) había encendido todas las alarmas en aquellos que necesitaban más barreras arancelarias para prosperar.

Desde entonces se han producido acontecimientos destacados. El fenómeno de la exportación de cítricos, la incipiente industrialización, las sociedades por acciones, el inicio de un sistema de financiación que no se quiso que prosperara más allá de las Cajas de Ahorro, las Cajas Rurales y alguna excepción, como el Banco de Valencia, Banco de Alicante, Promobanc y el Banco de la Exportación. En paralelo se celebró la Exposición Regional de 1909 en uno de los momentos más prometedores para la sociedad valenciana. La creación de la Feria Muestrario Internacional (1917) de la mano de Unión Gremial y la creación de la Bolsa de Valencia (1980) ya en plena transición democrática.

En medio hubo conferencias, institutos de estudios, asambleas, congresos, encuentros y algún que otro cónclave para llevar a cabo iniciativas. Muchas de ellas partieron del Ateneo Mercantil de Valencia cuando ejercía de casino donde confluían los poderosos. También hubo un mítico café Royalty en el que se fraguaban negocios y operaciones comerciales en la calle de las Barcas de Valencia, al son de un piano de cola. Tuvimos Altos Hornos, la factoría Ford, los focos de localización industrial -Ibi, Castellón, Alcoy, Elche, la Vall d'Albaida-, el boom turístico, el ferrocarril que nos pagamos, mientras naranja, arroz y vino marcaban una época en la agricultura de exportación.

La historia es apasionante y está repleta de aspectos sobre los que cabe una circunspecta interpretación. El antecedente más próximo al encuentro de Peñíscola estuvo localizado en Orihuela (1989). El reto es importante. Supone un esfuerzo colectivo del que debe salir el impulso renovador para adaptar las entidades económico-empresariales a las necesidades que plantean los nuevos tiempos.

Preparación, estudio, reflexión y debate han de ser coordinados para que la expectación que se percibe ante este encuentro no defraude a sus protagonistas, que son los empresarios.

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