Tribuna:¿Debe Andalucía medirse con otros estatutos?

Plena de legitimidad

El viernes, día 28 de enero, en una reunión con medios de comunicación en Sevilla hice dos afirmaciones en relación con la elaboración del Estatuto de Autonomía, la primera hacía referencia a la necesidad de estar "expectantes" a las propuestas que hagan los diputados catalanes y a "los límites máximos" que propongan teniendo en cuenta que tienen más avanzado el proceso que valencianos, gallegos o canarios; la segunda, versaba sobre la seguridad de que habrá un gran acuerdo en Andalucía para la reforma del Estatuto, a pesar del ruido.

Me debí de expresar con evidente falta de finura por...

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El viernes, día 28 de enero, en una reunión con medios de comunicación en Sevilla hice dos afirmaciones en relación con la elaboración del Estatuto de Autonomía, la primera hacía referencia a la necesidad de estar "expectantes" a las propuestas que hagan los diputados catalanes y a "los límites máximos" que propongan teniendo en cuenta que tienen más avanzado el proceso que valencianos, gallegos o canarios; la segunda, versaba sobre la seguridad de que habrá un gran acuerdo en Andalucía para la reforma del Estatuto, a pesar del ruido.

Me debí de expresar con evidente falta de finura porque se ha generado una pequeña polémica de la que el único responsable es quien esto suscribe y las respuestas de algunos políticos rompiéndose la camisa por Andalucía. Vivir para ver. Empleé el ejemplo "de las traineras que reman al mismo nivel, observándose de reojo una a otra, para ver qué momento es el adecuado para adelantar o no". Andalucía tiene plena legitimidad, ganada a pulso, por la voluntad de millones de andaluces y tuvo la certera convicción de que el camino que inició en el año 1980 era un acierto; todos los historiadores coinciden en el éxito histórico que ha supuesto para España el Estado de las Autonomías y para nuestra comunidad el desarrollo del Estatuto. Y ahora debe reformar el Estatuto para incrementar su autogobierno, con autonomía plena, hasta donde quieran los representantes de los andaluces, con la voluntad de resolver los problemas que verdaderamente nos afectan como comunidad.

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El centro de la polémica: debe observarse desde Andalucía qué decisiones toman en el Parlamento catalán o no; debe seguirse con atención los primeros avances del Estatuto canario o no; conviene que se haga seguimiento del interesante debate sobre la reforma del Bundesrat alemán (influirá en la reforma del Senado) o no, por poner algunos ejemplos. O la Comisión de Reforma del Estatuto Andaluz debe encerrarse en una campana de cristal ajena a lo que se propone y se discute en los demás parlamentos. Me parece un error y una injusticia seguir arrastrando el complejo de atrasados, menospreciados, que deben defenderse con frases rotundas, demagógicas, que ofenden la inteligencia de los propios andaluces. La comunidad autónoma de Andalucía por población, por legitimidad, por sus organizaciones políticas, sociales o económicas, por decisión de su presidente Manuel Chaves, va a marcar el punto de referencia del debate autonómico con la exigencia de que las reformas tienen que compaginar la defensa de los hechos diferenciales con la solidaridad entre comunidades, con los límites que se establecen en la Constitución. Lo hicimos en el año 1980, pusimos encima de la mesa la simetría financiera y competencial del Estado de las Autonomías, ahora, de nuevo también debe jugar un papel similar. Habrá tirones en distintas direcciones para construir figuras institucionales o de financiación que pretendan desequilibrar el Estado de las Autonomías con el argumento de resolver el encaje en el Estado español de una u otra nación o comunidad. Expectantes y contrarios a cualquier privilegio institucional entre españoles, vivan donde vivan; la defensa de los hechos diferenciales no tiene por qué suponer ningún tipo de discriminación para otros.

Al parecer este sentido de la observación de lo que proponen otros parlamentos autonómicos es poco menos que una traición a Andalucía o admitirlo un error político. La demagogia, en la que entre otros el señor Arenas ejerce liderazgo indiscutible, no es la mejor compañera en debates de tanta seriedad. Hemos de sentirnos orgullosos y confiados en las decisiones políticas de los andaluces, de su instinto reivindicando el camino firme de la autonomía plena, y mirar a las demás comunidades sin complejo y con confianza en nuestras propias decisiones.

Alfonso Perales es secretario de Política Institucional y Autonómica del PSOE federal.

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