Los partidos kurdos aspiran a lograr la presidencia tras su gran movilización electoral

El Kurdistán intenta ganar poder en el nuevo Irak tras su alta participación en las elecciones

Como habían anunciado durante la campaña, los partidos kurdos van a exigir una mayor cuota de poder en Bagdad tras la alta participación registrada en el Kurdistán, situada en torno al 80% según responsables de la comisión electoral. Los líderes kurdos esperan que la movilización de cerca de dos millones de electores, que puede elevar su representación hasta el 25% de los escaños de la nueva Asamblea, se vea recompensada con la presidencia del país, un cargo simbólico que hasta ahora ha sido desempeñado provisionalmente por el suní Ghazi al Yauar.

Masud Barzani, presidente del Partido D...

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Como habían anunciado durante la campaña, los partidos kurdos van a exigir una mayor cuota de poder en Bagdad tras la alta participación registrada en el Kurdistán, situada en torno al 80% según responsables de la comisión electoral. Los líderes kurdos esperan que la movilización de cerca de dos millones de electores, que puede elevar su representación hasta el 25% de los escaños de la nueva Asamblea, se vea recompensada con la presidencia del país, un cargo simbólico que hasta ahora ha sido desempeñado provisionalmente por el suní Ghazi al Yauar.

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Masud Barzani, presidente del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), y Yalal Talabani, jefe de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), también parecen estar de acuerdo en pactar una Administración regional unida tras más de una década de ruptura por conflictos internos. El ministro de Exteriores del actual Gobierno iraquí, el kurdo Hoshyar Zebari, ha advertido en Erbil de que el objetivo fundamental de las elecciones en el Kurdistán es alcanzar "una fuerte representación en el Gobierno central". "Los líderes kurdos han dejado bien claro que quieren un Irak unido, pero federal y pluralista", enfatiza el responsable de la diplomacia iraquí en la capital regional del Kurdistán.

La presidencia de la República parece ser el precio exigido por Barzani y Talabani por su apoyo al proyecto del nuevo Irak. La lista única kurda, que integra a los dos grandes partidos y a grupos cristianos y de origen turco de la región, encabezaba ayer, como era previsible, los recuentos en las provincias de Erbil, Dohuk y Suleimaniya, que forman la región autónoma del Kurdistán.

El prooccidental Talabani, bien relacionado con EE UU y los partidos chiíes, parece perfilarse como el candidato kurdo para el cargo de presidente. Tras fundar la UPK en 1975 -en una escisión del nacionalismo tradicional controlado históricamente por el PDK y la dinastía de los Barzani-, el actual señor de Suleimaniya ha forjado una Administración modernizante, de corte socialdemócrata, amparada por milicias de peshmergas.

"El bloque kurdo va a tener un papel muy importante en la democratización y en el equilibrio de poder entre los diferentes grupos [del nuevo Parlamento iraquí] y aplicará un programa de consenso para todos los asuntos importantes para Irak", declaró Talabani a la BBC en Suleimaniya durante la jornada de votaciones. El líder de la UPK, que ha encabezado la lista de la coalición kurda en las elecciones nacionales, fue también el presidente de la conferencia de la oposición en el exilio, que se reunió por primera vez en el Kurdistán iraquí en mes antes de que EE UU desencadenara la campaña militar que derrocó a Sadam.

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En un eventual acuerdo poselectoral entre chiíes y kurdos, los primeros, que representan al 60% de la población, se harían con el control de la jefatura del Gobierno, en tanto que los segundos recibirían a cambio de su apoyo la presidencia del país. Pero los kurdos, musulmanes suníes en su práctica totalidad, también han insistido en incorporar a los árabes suníes al proceso político para compensar el aplastante peso electoral de la mayoría chií en el Gobierno central.

Tras la contención de la jornada electoral del domingo, en medio del toque de queda impuesto por el estricto despliegue de seguridad, los seguidores del PDK, mayoritario en la zona norte de la región, se echaron anoche a las calles de Erbil para celebrar el éxito de los comicios mientras hacían sonar las bocinas de sus vehículos y ondeaban las banderas amarillas de su partido. La satisfacción por la desbordante afluencia de votantes a las urnas y la ausencia de atentados condujeron al estallido de las celebraciones. Entre sonidos de tambores y chirimías, animados por canciones patrióticas kurdas, los simpatizantes de Masud Barzani bailaban rítmicamente en apretadas filas.

Desde su feudo de Salahudin, en las montañas próximas a Erbil, el líder del PDK ha anunciado que después de los comicios regionales kurdos, celebrados conjuntamente con las elecciones nacionales, se constituirá un Gobierno autónomo de unidad encabezado por los dos grandes partidos. "La independencia es una aspiración legítima del pueblo kurdo, pero ahora es el momento de crear un Irak federal y nuestro objetivo es la autonomía", ha declarado durante la campaña Barzani, no sin agregar finalmente: "Ya veremos qué nos depara el futuro".

Con ricos recursos naturales y un elevado nivel de educación en sus amplias capas de población joven, el Kurdistán iraquí aspira a consolidar la autonomía que disfruta desde 1991, tras sublevarse contra el régimen de Sadam, que acababa de ser derrotado en la guerra del Golfo. En las primeraselecciones regionales, celebradas en 1992, el PDK y la UPK se repartieron el poder, pero las disputas internas desembocaron en una sangrienta guerra civil que se prolongó desde 1994 hasta 1998. Partido en dos mitades que administran por separado cada partido desde Erbil y Suleimaniya, el Kurdistán intenta ahora cerrar sus heridas.

Soldados iraquíes celebran el desarrollo de las elecciones el domingo en la ciudad santa chií de Nayaf.EFE

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