PANTALLA INTERNACIONAL

"Yo me veo muy cateto y todo esto me da mucho vértigo"

El cántabro Nacho Vigalondo acudirá a los Oscar con su corto '7:35 de la mañana'

Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, Cantabria, 1977) ha pasado de protagonizar un famoso anuncio de gafas subido a un burro a ganar con su corto 7:35 de la mañana un total de 58 premios y una candidatura a los Oscar. Se autodenomina El Otro. "No he hablado con Amenábar. Lo gracioso sería encontrarlo directamente en Los Ángeles y decirle: 'Bueno, yo soy el otro español que se ha colao aquí". Está histérico y no lo disimula. Habla con el cuerpo echado hacia delante, no para de gesticular y tiene una risa nerviosa. El día de las nominaciones optó por irse de casa: "Sab...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, Cantabria, 1977) ha pasado de protagonizar un famoso anuncio de gafas subido a un burro a ganar con su corto 7:35 de la mañana un total de 58 premios y una candidatura a los Oscar. Se autodenomina El Otro. "No he hablado con Amenábar. Lo gracioso sería encontrarlo directamente en Los Ángeles y decirle: 'Bueno, yo soy el otro español que se ha colao aquí". Está histérico y no lo disimula. Habla con el cuerpo echado hacia delante, no para de gesticular y tiene una risa nerviosa. El día de las nominaciones optó por irse de casa: "Sabía que las candidaturas pequeñas, en vez de televisarse, iban a ser por Internet. Yo estaba taquicárdico, parecía un personaje de dibujos animados tambaleante y mareado. Y me dije: 'No me quiero ver a mí mismo cliqueando la página de Internet una y otra vez esperando que salga el maldito dato. Aprovecho que mi productor está aquí y como con él, que suele pagar la cuenta. Pero de repente empecé a oír el móvil sonar".

Desde entonces el teléfono comunica siempre. "Lo mío es insostenible, estoy desbordado. Pero habrá tiempo", confía. Asegura que no es un buen relaciones públicas, pero hace las delicias de los fotógrafos y contesta con desparpajo a los periodistas que hacen cola para hablar con él. "Yo exhibo mi mejor sonrisa y dejo que mi productor abra el tarjetero. Me veo muy cateto y esto me da vértigo. Me voy a comprar un teléfono con cámara para poder hacerle fotos a Clint Eastwood y tal". No pretende cambiar: "A lo mejor de aquí a un mes me convierto en alguien sobrio y mesurado, aburrido, y llego allí y me comporto, pero ahora allí no me veo". A Hollywood le gustaría llevar a todo el cuerpo de baile de 7:35 de la mañana y no quiere que se le ponga en el aprieto de tener que elegir a sus acompañantes: "Aparte de mi familia está el productor y está la productora, que casualmente es mi novia, con lo cual todo queda en casa".

Pronto rodará su ópera prima, Cronocrímenes: "Va a ser una película de terror absolutamente frenética y divertida. Me gusta destrozar los géneros como una herramienta para romper las expectativas del espectador, y no darle lo que quiere ver, sino lo que no sabe que quiere ver". Su productora será, como en el corto, Ibarretxe, aunque están en contacto con otras estadounidenses. "Todo esto es como una lluvia de piedras y ellos son un poco el paraguas para que consiga mucho dinero", dice. "Es una película muy pequeña y exige casi todo exteriores montañosos, así que rodaré en el norte", continúa. Como en 7:35, un "antimusical" en el que también actuaba y bailaba, en Cronocrímenes interpretará: "No puedo resistir la tentación de enseñar mi cara".

Como Amenábar, Vigalondo, que fue guionista de Gran Hermano, no ha terminado la carrera de Imagen y Sonido. "Si yo como estudiante llego a saber que los dos directores nominados un año a los Oscar no han acabado la carrera, yo desde luego la hubiese dejado".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En