Las muertes en accidente laboral caen a menos de mil por primera vez desde 1996

Los 946 fallecimientos en 2004 supusieron un descenso del 8,4% respecto al año anterior

El número de muertos en el trabajo se ha situado por debajo del millar por primera vez desde 1996. Los 946 trabajadores que el año pasado perdieron la vida en el desempeño de su función laboral suponen una caída del 8,4% respecto a 2003. Se trata de la segunda disminución anual consecutiva, según datos avanzados ayer por Comisiones Obreras. La reducción fue menos intensa (3,2%) en la cifra total de accidentes. El sindicato pide al Gobierno un "esfuerzo adicional" para acercar la realidad española a Europa, donde el impacto de la siniestralidad representa la mitad.

Los fallecidos en acci...

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El número de muertos en el trabajo se ha situado por debajo del millar por primera vez desde 1996. Los 946 trabajadores que el año pasado perdieron la vida en el desempeño de su función laboral suponen una caída del 8,4% respecto a 2003. Se trata de la segunda disminución anual consecutiva, según datos avanzados ayer por Comisiones Obreras. La reducción fue menos intensa (3,2%) en la cifra total de accidentes. El sindicato pide al Gobierno un "esfuerzo adicional" para acercar la realidad española a Europa, donde el impacto de la siniestralidad representa la mitad.

Los fallecidos en accidente laboral han quedado por debajo de 1.000 por primera vez desde 1996. La caída del 8,4% registrada en 2004 supone la segunda reducción anual consecutiva tras encadenar varios años (a partir de 1997) en que, salvo alguna excepción, las muertes en el puesto de trabajo no dejaban de crecer. El descenso contabilizado en 2004 es incluso superior al que se produjo en 2003 respecto a 2002 (6,2%).

Con la cifra total de accidentes (leves, graves y mortales) ha ocurrido lo contrario. La reducción en 2004 ha sido algo menos significativa que en 2003, con 871.064 trabajadores accidentados. Esta cifra no incluye los siniestros in itínere, los ocurridos durante el desplazamiento del trabajador a su puesto o de vuelta de él. El año pasado, 510 personas perdieron la vida de ese modo. Sí se incluyen, sin embargo, los llamados accidentes in misión (los registrados durante desplazamientos por motivo laboral).

Los datos, avanzados ayer por Comisiones Obreras, recogen información del Ministerio de Trabajo, así como de las comunidades y provincias. Son las primeras cifras conocidas del cierre del año, pues Trabajo tarda más tiempo en elaborarlas. El motivo es que tiene que recopilar los datos de todas las administraciones regionales, que tienen transferidas las competencias de empleo, según explican en este departamento.

La principal mejora se ha registrado en el sector de la construcción. Las muertes cayeron un 14%, hasta situarse en 257 víctimas. También en industria se redujeron un 10,8%. En servicios, el sector que acumula la mayor parte de los accidentes en general y también de las muertes, la caída fue del 7,1%. Sorprendentemente fue agricultura, uno de los sectores a los que se atribuye menos riesgo laboral, el único con un incremento de las muertes, el 15,4%.

Economía sumergida

Como posible explicación a este fenómeno, el secretario de salud laboral de Comisiones Obreras, Joaquín Nieto, indicó ayer que la agricultura es un sector donde ha florecido notablemente la economía sumergida, por lo que las condiciones de trabajo son más proclives a la siniestralidad. No obstante, Nieto aseguró que el sindicato estudiará las cifras con más detenimiento. De momento, los datos disponibles son sólo un avance.

CC OO ha incluido por primera vez una comparación entre el índice de incidencia español (muertos por cada 100.000 trabajadores ocupados) y el europeo. En 2002, último año para el que existen datos comunitarios, fallecieron 4,9 trabajadores por cada 100.000 ocupados, la mitad que en España (9,8). En 2004 ese nivel descendió a 7,7 en España, aunque es previsible que también se haya reducido en el entorno comunitario.

Del total de los accidentes de trabajo, alrededor de dos tercios los sufre el colectivo de temporales, que suponen un tercio de los ocupados. La incidencia en este colectivo es, por tanto, mucho más elevada que en los empleados fijos.

"El número de muertes en España sigue siendo absolutamente intolerable", destacó Joaquín Nieto, que reclamó una búsqueda de la convergencia con las cifras europeas. Para lograrlo, pidió al Gobierno un impulso en tres áreas: mayor esfuerzo en la inspección de trabajo, un aumento en la calidad de la prevención de riesgos laborales y mejoras en la representación de los trabajadores allí donde es más deficiente. El responsable de salud laboral cree también necesario un cambio en el enfoque empresarial que fomente la caída de siniestros.

El impacto del 11-M

Las estadísticas laborales también han acusado el impacto del 11-M. El peor atentado ocurrido en la historia de España se ha dejado sentir en el recuento de trabajadores fallecidos cuando realizaban el trayecto desde su domicilio al lugar de trabajo o viceversa. El año pasado murieron 510 personas de esa manera. De ellas, 111 perdieron la vida en los atentados del 11-M, casi el 60% del total de muertos en el atentado y el 22% de los fallecidos cuando se dirigían o regresaban del trabajo.

Con la inclusión de las víctimas del 11-M, el número de fallecidos cuando iban al trabajo experimenta un incremento del 12,8% respecto a 2003. De no haberse producido este atentado, la evolución habría sido opuesta, pues las víctimas mortales en esta categoría habrían descendido un 11,72%, según Joaquín Nieto, responsable de salud laboral de Comisiones Obreras.

Más allá de las muertes, el número total de accidentados en ese tipo de desplazamientos ascendió a 82.777. Esta cifra representa un aumento del 7,1% respecto a 2003. Con fallecimiento o sin él, estos siniestros no han dejado de crecer desde 1994, sobre todo la cifra total.

Los accidentes en el trayecto al trabajo representan una categoría que se contabiliza aparte del resto de siniestros laborales. Sacarlos del cómputo global permite que los datos sean homogéneos con el resto de la UE, donde estos siniestros reciben un tratamiento diferente según la prestación prevista en cada país. En España, tienen reconocida una prestación económica igual a la del resto. No ocurre lo mismo en todos los países europeos.

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