Una saga que acaba de comenzar

Stepan Kostanyan no es el continuador de ninguna saga de maestros de luthería. Él es el primero en su familia que se dedica a este artesanal oficio de recuperar y construir instrumentos de cuerda.

Según cuenta, lo que sabe lo ha aprendido él sólo, leyendo, estudiando por su cuenta y con la experiencia como músico de orquesta.

Su padre, un ingeniero químico de la antigua Unión Soviética, también le ayudó. "Influye todo, la física y también la química, los barnices también aportan características acústicas", explica sentado frente a su mesa de trabajo.

Despacio, como él trab...

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Stepan Kostanyan no es el continuador de ninguna saga de maestros de luthería. Él es el primero en su familia que se dedica a este artesanal oficio de recuperar y construir instrumentos de cuerda.

Según cuenta, lo que sabe lo ha aprendido él sólo, leyendo, estudiando por su cuenta y con la experiencia como músico de orquesta.

Su padre, un ingeniero químico de la antigua Unión Soviética, también le ayudó. "Influye todo, la física y también la química, los barnices también aportan características acústicas", explica sentado frente a su mesa de trabajo.

Despacio, como él trabaja cada día, va explicando cómo cada una de las piezas y relieves de un violín influyen en los sonidos que salen del instrumento.

Y, por supuesto, también la materia prima. Los instrumentos de cuerda que arregla y fabrica en su taller de Córdoba son de maderas de arce, de cedro, de ébano, de boj, de palosanto...

La tradición de reparadores y fabricantes de instrumentos de cuerda está muy arraigada en su Armenia natal. Según cuenta Stepan, sólo en la capital, Eriván, hay 12 maestros de luthería, ya que existen varias orquestas de cámara y ópera.

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Sin embargo, en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviética, de la que Armenia se independizó en 1991, no existía ninguna escuela, por lo que tuvo que aprender por su cuenta.

Después de cuatro años trabajando en Córdoba, Stepan cuenta que tiene clientes en casi toda Andalucía, que le llevan instrumentos incluso del siglo XVII.

Este artesano espera volver algún día a su país natal, que visita una vez al año y en el que viven su mujer y su hija, que estudia en el conservatorio. Stepan confía en la niña para continuar una saga de maestros de Luthería que él empezó hace más de 20 años y que ahora continúa en la capital cordobesa.

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