Un ataque contra una base de EE UU en Irak causa 22 muertos

Un ataque con granadas y morteros causó ayer al menos 22 muertos y más de 60 heridos en el corazón de una base militar de Estados Unidos cerca de Mosul, en el norte de Irak. El Pentágono confirmó el ataque, que se produjo mientras soldados y civiles almorzaban en el comedor de la base, y aseguró que al menos 19 de los fallecidos son militares norteamericanos. "Los terroristas y los fieles a Sadam tratan desesperadamente de descarrilar el proceso de transición hacia la democracia y la libertad en Irak", pero "serán derrotados", aseguró el portavoz de la Casa Blanca.

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Un ataque con granadas y morteros causó ayer al menos 22 muertos y más de 60 heridos en el corazón de una base militar de Estados Unidos cerca de Mosul, en el norte de Irak. El Pentágono confirmó el ataque, que se produjo mientras soldados y civiles almorzaban en el comedor de la base, y aseguró que al menos 19 de los fallecidos son militares norteamericanos. "Los terroristas y los fieles a Sadam tratan desesperadamente de descarrilar el proceso de transición hacia la democracia y la libertad en Irak", pero "serán derrotados", aseguró el portavoz de la Casa Blanca.

Se trata del ataque más sangriento que sufren las tropas norteamericanas en una base propia, cuando Irak se encuentra a menos de seis semanas de sus primeras elecciones. El grupo islamista radical Ansar al Suna, autor de la reciente decapitación de 12 nepalíes, se atribuyó la autoría del atentado a través de un comunicado en Internet.

Mosul, la tercera ciudad del país, de mayoría suní, había permanecido relativamente tranquila desde el final de la guerra hasta la gran ofensiva contra Faluya, ciudad rebelde suní. Desde entonces, la insurgencia ha centrado numerosos ataques en Mosul, especialmente contra comisarías de la policía iraquí.

La jornada de violencia en Irak coincidió con un viaje sorpresa del primer ministro británico, Tony Blair, a Bagdad, para expresar su apoyo al proceso electoral.

Por otra parte, en Estados Unidos el FBI denunció nuevos casos de tortura en Irak y Guantánamo cometidos por mandos militares.