Sánchez-Ostiz dialoga con la vida y la literatura en su nuevo diario
El novelista, ensayista, articulista y poeta Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) empezó a escribir diarios a principios de los setenta, pero no se decidió a hacerlos públicos hasta 1986, cuando vio la luz La negra provincia de Flaubert. Su aventura con este género ligado a la memoria continuó con otros títulos, a los que ahora se suma Liquidación por derribo (Alberdania), obra en la que el autor dialoga consigo mismo, la literatura y la vida que le rodea a partir de notas tomadas en los años 1999 y 2000.
Por eso, el diálogo fue la fórmula elegida ayer para presentar el ú...
El novelista, ensayista, articulista y poeta Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) empezó a escribir diarios a principios de los setenta, pero no se decidió a hacerlos públicos hasta 1986, cuando vio la luz La negra provincia de Flaubert. Su aventura con este género ligado a la memoria continuó con otros títulos, a los que ahora se suma Liquidación por derribo (Alberdania), obra en la que el autor dialoga consigo mismo, la literatura y la vida que le rodea a partir de notas tomadas en los años 1999 y 2000.
Por eso, el diálogo fue la fórmula elegida ayer para presentar el último trabajo del escritor navarro. Un diálogo, en este caso, entre el propio Sánchez-Ostiz y su amigo y colega Anjel Lertxundi, quien ha participado en las labores de edición del libro y es, por tanto, uno de sus primeros lectores. Como tal, preguntó quién hay tras alguien que decide escribir y publicar un diario. El padre de Liquidación por derribo respondió que es partidario de publicar los diarios "siempre y cuando exista un compromiso de veracidad". Explicó que, cuando uno habla de sus contemporáneos, se halla de alguna manera obligado a hablar de sí mismo, pues lo contrario sería "un engaño y un abuso".
Sánchez-Ostiz se debe a "su verdad" y ésa es la que cuenta en su último diario, en la que aborda cuestiones tales como la independencia del escritor, la llamada sociedad literaria o los mitos en torno a la libertad que, según algunos, da vivir en una ciudad como Madrid. "Es un lugar común decir que la verdad no existe y todos estamos de acuerdo en que la mentira sí existe", comentó el autor, a quien le parece "insultante" que alguien intente imponerle al prójimo la forma en que ha vivido determinadas experiencias.
¿Es posible vivir al margen de la verdad oficial?, interrogó Lertxundi a Sánchez-Ostiz. "Sí", contestó éste, aunque reconoció que no es sinónimo de "acierto". "Uno puede ser independiente y decir solemnes tonterías", subrayó el escritor, quien más que por manifestarse independiente, apostó por "tomar partido por valores que pueden estar en peligro".