Cartas al director

Teresa Berganza

Sobresaltado observo la reacción de quien, en un día lejano en la memoria del melómano, fue una gran cantante de pequeña, aunque bella voz, gusto exquisito y corrección estilística, métrica y musical admirables. ¿Cómo podría alguien imaginar tal reacción, imperdonable a mi gusto, ante una mala crítica? ¿Acaso la señora Berganza olvida a las inigualables mezzosopranos de la historia, quienes además de sus aptitudes poseían una emisión inigualable, y supieron abandonar sus carreras en el momento preciso, en algunos casos antes, pero nunca después? Quisiera citar a las que han sabido ser g...

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Sobresaltado observo la reacción de quien, en un día lejano en la memoria del melómano, fue una gran cantante de pequeña, aunque bella voz, gusto exquisito y corrección estilística, métrica y musical admirables. ¿Cómo podría alguien imaginar tal reacción, imperdonable a mi gusto, ante una mala crítica? ¿Acaso la señora Berganza olvida a las inigualables mezzosopranos de la historia, quienes además de sus aptitudes poseían una emisión inigualable, y supieron abandonar sus carreras en el momento preciso, en algunos casos antes, pero nunca después? Quisiera citar a las que han sabido ser grandes damas de la lírica, como F. Cossotto, C. Ludwig, J. Baker... y entonar un "abandonó los escenarios siendo una de las mejores", pero es ya demasiado tarde.

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