La histórica sala Harlem cerrará en junio si no consigue apoyo público

El promotor pide que se equiparen los locales de conciertos con los teatros

El próximo junio puede ser el último mes de la sala Harlem de Barcelona, que lleva 17 años abierta. Lo anunció ayer Daniel Negro, su impulsor y propietario. El motivo: la falta de ayudas institucionales. "Estoy cansado", dijo, "de la falta de apoyo público a las salas que, como la mía, tienen formato reducido, programan música en directo ininterrumpidamente, cumplen un papel social y, sin embargo, están excluidas de cualquier tipo de ayuda pública que, por contra, sí reciben otros locales e instituciones que en principio son más poderosas".

Sin negarse a que el Liceo o el Palau de la Mú...

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El próximo junio puede ser el último mes de la sala Harlem de Barcelona, que lleva 17 años abierta. Lo anunció ayer Daniel Negro, su impulsor y propietario. El motivo: la falta de ayudas institucionales. "Estoy cansado", dijo, "de la falta de apoyo público a las salas que, como la mía, tienen formato reducido, programan música en directo ininterrumpidamente, cumplen un papel social y, sin embargo, están excluidas de cualquier tipo de ayuda pública que, por contra, sí reciben otros locales e instituciones que en principio son más poderosas".

Sin negarse a que el Liceo o el Palau de la Música, por ejemplo, reciban ayudas públicas, Negro lamentó que éstas nunca vayan a parar a la cantera de músicos, a salas como el Harlem Jazz Club, Los Tarantos, Jamboree, Jazz Sí o La Rosa de Foc, cuyos propietarios se encontraban también en la rueda de prensa. Negro reinvindicó "la equiparación de las salas de conciertos con los teatros (...) ya que una sala teatral de las mismas dimensiones que el Harlem recibe en torno a 200.000 euros anuales de diversas instituciones públicas". Lluís Cabrera, director del Taller de Músics y de la sala Jazz Sí, apuntó que hace ocho años estuvo elaborando junto a representantes del Ayuntamiento un documento que, bajo el nombre de Accent de Cultura, señalaba la necesidad de reconocer como equipamientos culturales las salas de pequeño formato que mantienen programación musical regular. "Ocho años más tarde", se quejó, "lo único que se ha hecho es dar carpetazo a nuestras reivindicaciones". Quico Pi De la Serra, también presente en su doble calidad de "músico y amigo de Daniel Negro", aseguró que en España "sólo un político entendió la importancia de la música y de los locales, Tierno Galván. Una vez desapareció, las instituciones dejaron de mirar la música como un sector laboral, abandonándola a su suerte".

Las reivindicaciones de Negro se exponen en un documento en el que, entre otras cosas, se exige a la Administración que trate a las salas "como a cualquier otra industria generadora de trabajo y de riqueza", y se solicita a la Sociedad General de Autores (SGAE) y a la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes (AIE) "que destinen un 0,7% de sus ingresos brutos a apoyar directamente a las salsas de pequeño formato". De no conseguirse estas reivindicaciones, Negro anunció que su sala, impulsora del Festival de Jazz de Ciutat Vella, cerrará en junio, sumándose así a los recientes cierres de La Boîte y la Cova del Drac.

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