OPINIÓN DEL LECTOR

Las manzanas de la señora Botella

Hace más de año y medio que la concejal de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, doña Ana Botella, tomó posesión de su cargo y de esta manera cumplía, según quienes la conocen, una de las aspiraciones personales de la que fuera segunda dama y mujer consorte del ex presidente del Gobierno José Marías Aznar.

Por aquel entonces, la señora Botella, en un alarde de progresismo y tolerancia, visitó el barrio de Chueca en Madrid para de esta forma intentar conocer de primera mano las inquietudes del colectivo de gays y lesbianas, que entre las muchas reivindicaciones que llevaba a cabo ...

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Hace más de año y medio que la concejal de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, doña Ana Botella, tomó posesión de su cargo y de esta manera cumplía, según quienes la conocen, una de las aspiraciones personales de la que fuera segunda dama y mujer consorte del ex presidente del Gobierno José Marías Aznar.

Por aquel entonces, la señora Botella, en un alarde de progresismo y tolerancia, visitó el barrio de Chueca en Madrid para de esta forma intentar conocer de primera mano las inquietudes del colectivo de gays y lesbianas, que entre las muchas reivindicaciones que llevaba a cabo este colectivo, estaba la prioridad de regularizar los matrimonios entre el mismo sexo y por tanto el derecho de adoptar conjuntamente. La señora de Aznar se despachó diciendo en relación con esta cuestión que "la adopción por homosexuales no es una cuestión moral, sino científica", y ahora, después de casi dos años, el pasado miércoles día 28, en el programa La mirada crítica de Tele-5, ha resuelto esta afirmación descubriendo y aportando para la comunidad científica "la teoría de las manzanas". Según ella, "los matrimonios entre homosexuales nunca serán igual que los celebrados entre heterosexuales, de la misma manera que dos manzanas dan lugar a otra manzana y una manzana más una pera nunca darán lugar a otra manzana".

Ante semejante símil verbal, creo que doña Ana Botella no es consciente de la negación, ignominia y furibundo ataque al que condena a miles de familias que existen en España implicadas de manera voluntaria en la difícil responsabilidad de educar a sus hijos. Una vez más ha tenido que ser la manzana la que sirviese de ejemplo para crearnos los fantasmas del miedo que creíamos superados, con la Iglesia hemos topado.

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