Crítica:CRÍTICAS

Ironía y sofisticación

Conociendo a Julia, adaptación al cine de la novela Teatro, de W. Somerset Maugham, realizada por István Szabó y protagonizada por Annette Bening y Jeremy Irons, es una comedia ejemplar en la que el talento y la inteligencia de cuantos han intervenido en ella han conseguido un filme que reafirma la fe en la capacidad del ser humano para narrar con sensibilidad y belleza una historia que permite conocer mejor sus sentimientos más constantes. Dicho así puede parecer excesivo pero el propio Somerset Maugham lo expresó antes y mejor: "En ocasiones el exceso es estimulante. Evita que ...

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Conociendo a Julia, adaptación al cine de la novela Teatro, de W. Somerset Maugham, realizada por István Szabó y protagonizada por Annette Bening y Jeremy Irons, es una comedia ejemplar en la que el talento y la inteligencia de cuantos han intervenido en ella han conseguido un filme que reafirma la fe en la capacidad del ser humano para narrar con sensibilidad y belleza una historia que permite conocer mejor sus sentimientos más constantes. Dicho así puede parecer excesivo pero el propio Somerset Maugham lo expresó antes y mejor: "En ocasiones el exceso es estimulante. Evita que con la moderación se adquiera el mortal efecto de un hábito".

La acción transcurre en el Londres de 1938, y más concretamente en el elegante círculo social de una matrimonio brillante y triunfador en el mundo del teatro. Julia Lambert (Annette Bening) es la gran diva de la escena. Tiene casi 50 años, un marido (Jeremy Irons) empresario teatral de éxito, un hijo que está a punto de superar la adolescencia y una deprimente sensación de que su vida se aleja irreversiblemente de la emoción, de la novedad, de todo aquello que descargaba su adrenalina. La aparición de un joven arribista norteamericano (Shaun Evans), quien se declara su mayor admirador, cambia radicalmente el tono y las perspectivas de su existencia. Un joven que recuerda a la Anne Baxter de la espléndida Eva al desnudo, de Mankiewicz, pues ambos comparten una ilimitada ambición para la que el fin justifica todos los medios por mezquinos o crueles que sean. La imprevista y apasionada relación consigue que la gran diva recupere las ansias de vivir, y lo que ayer era anodino hoy es maravilloso. El ardor es el gran remedio frente a la rutina. El riesgo, naturalmente, es su fugacidad, acrecentada cuando quien lo despierta y estimula busca otros objetivos más tangibles y prosaicos que el vértigo de la pasión.

CONOCIENDO A JULIA

Direción: István Szabó. Intérpretes: Annette Bening, Jeremy Irons, Brice Greenwood, Miriam Margolyes. Género: comedia, Canadá /Estados Unidos/ Hungría /Reino Unido. Duración: 105 minutos.

Cuando la gran dama del teatro, curtida en mil batallas en las que el ingenio y el cinismo son las grandes armas -y aquí no cabe por menos que citar a Miriam Margolyes, una arrolladora actriz secundaria-, asume su simple condición de peldaño en la irresistible ascensión social de quien creía era su enamorado resurge en ella su instinto de lucha y su fortaleza, y prepara una extraordinaria e incruenta venganza que la devolverá al deslumbrante lugar que le corresponde en el escenario y en la vida.

Seducción y clase

La Inglaterra de entreguerras, el mundo del teatro y un bon vivant tan perspicaz y sabio como Somerset Maugham, que llevaba años en la cresta de la ola de la popularidad cuando publicó Teatro en 1937, son unos excelentes ingredientes para conseguir la mezcla anhelada. Si a ello se añaden unos actores impecables, entre los que sobresale una Bening que ya nos había deslumbrado en Los timadores y en American beauty, por ejemplo, y que en esta ocasión consigue un papel con el que demostrarnos a todos lo injusto de una industria del espectáculo que prima la juventud sobre la seducción y la clase; un realizador sensible como István Szabó -y ahí están, entre otras, sus Mephisto y Sunshine-; un guionista del talento de Ronald Harwood (El pianista) que le permite adaptar al cine la novela sin malbaratar la sofisticación, la ironía y las dotes de percepción de su autor, y todo ello se arropa y presenta con la fotografía de un maestro como Lajos Koltai, una diseñadora de producción de la calidad de Luciana Arrighi (Oscar por Regreso a Howard's End) y un magnífico vestuario de John Bloomfield, esencial en el desarrollo y, sobre todo, en el desenlace de la historia, en el que un espectacular mantón juega un papel decisivo, el resultado es una comedia que devuelve al cine su emocionante y hermosa definición de "fábrica de sueños".

Annette Bening, en una imagen de Conociendo a Julia.
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