OPINIÓN DEL LECTOR

Arriba y abajo

Paseando por mi ciudad me encontré el otro día con un exuberante nuevo edificio en pleno centro de Madrid. Luminoso, moderno, llamativo, perfectamente equipado, que además, y según me cuentan, dan gratis todos los días meriendas a niños (sobre todo a hijos de inmigrantes).

Paseando por una zona limítrofe de Madrid desde hace ya varios años, me encuentro con un pequeño barracón de material de construcción y es la iglesia de esta zona de Madrid. Su joven párroco, al principio lleno de ilusión, colocó un sagrario de madera hecho con sus manos cuando era seminarista.

Ahora que es sac...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Paseando por mi ciudad me encontré el otro día con un exuberante nuevo edificio en pleno centro de Madrid. Luminoso, moderno, llamativo, perfectamente equipado, que además, y según me cuentan, dan gratis todos los días meriendas a niños (sobre todo a hijos de inmigrantes).

Paseando por una zona limítrofe de Madrid desde hace ya varios años, me encuentro con un pequeño barracón de material de construcción y es la iglesia de esta zona de Madrid. Su joven párroco, al principio lleno de ilusión, colocó un sagrario de madera hecho con sus manos cuando era seminarista.

Ahora que es sacerdote, posee unos feligreses cada vez más devotos y entregados a las labores de la parroquia, y una petición de donativos a la puerta para ver si algún día, dentro de sólo Dios sabe cuántos años, se pueda inaugurar la iglesia parroquial en dicha zona. Al concluir cada misa se pone a la puerta a saludar a cada una de las personas, regala sugus, patatas y lo que pesque a los más pequeños, juega con ellos y, sobre todo, es reflejo en medio de la pobreza, la humildad, la devoción a Cristo, del amor de Dios. ¿Qué diferencias, no? Unos consiguen aparentemente tanto en tan poco tiempo con tanto dinero, y otros (como ha de ser), a fuerza de oración, amor, cercanía, logran que nos volvamos generosos ante las cosas de Dios.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En