Reportaje:FÚTBOL | Internacional

En Tánger el fútbol habla español

El ex internacional Ricardo Serna lidera un proyecto para hacer al IRT campeón de Marruecos en un plazo de cuatro años

El fútbol en Tánger, como en todo Marruecos, es una pasión desbordada, aunque ande huérfano de un club poderoso que le dé identidad. Mientras los tangerinos lucen, ufanos, las camisetas del Madrid o del Barça por las calles, y los cafés rebosan de parroquianos, ávidos de ver en la televisión española un partido -ya sea en abierto o de pago, que se ve todo-, el equipo local sobrevive a duras penas de espaldas a esta ciudad de un millón de habitantes que fuera casi todo; sueño y referencia internacional.

La Unión Deportiva Tánger (IRT, en el acrónimo árabe), ascendido a Primera hace dos...

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El fútbol en Tánger, como en todo Marruecos, es una pasión desbordada, aunque ande huérfano de un club poderoso que le dé identidad. Mientras los tangerinos lucen, ufanos, las camisetas del Madrid o del Barça por las calles, y los cafés rebosan de parroquianos, ávidos de ver en la televisión española un partido -ya sea en abierto o de pago, que se ve todo-, el equipo local sobrevive a duras penas de espaldas a esta ciudad de un millón de habitantes que fuera casi todo; sueño y referencia internacional.

La Unión Deportiva Tánger (IRT, en el acrónimo árabe), ascendido a Primera hace dos años, se aferraba al final de la pasada temporada a la cola de la tabla (puesto 12 entre 16 equipos), salvándose a la postre tras encadenar un par de victorias seguidas.

"Yo ofrezco trabajo y todo lo que aprendí jugando en la élite durante casi 20 años"

Y en estas circunstancias llegó Serna en julio pasado. Ricardo Serna (Sevilla, 1964), ex jugador azulgrana, miembro destacado del dream team de Cruyff, con quien ganó tres ligas, jamás había estado en Tánger. "El proyecto me sedujo enseguida y no lo dudé", comenta desde el hotel, mientras mira por un ventanal que le acerca a la costa española, apenas a treinta kilómetros de distancia. Pero él insiste en que no se arrepiente de estar aquí. "Y no he venido por dinero, que conste. Me interesa la idea de hacer un gran club profesional que compita con la élite del fútbol marroquí".

El acuerdo de Serna -que ha traído consigo a un segundo y a un preparador físico- con el IRT es por dos años. ¿Y que equipo se ha encontrado? "Pues... mucha ilusión. Me ha sorprendido las ganas que tienen todos, desde el presidente hasta el último empleado, de que funcione el proyecto". ¿El proyecto? "Hacer un club serio, que cuide la cantera -el IRT tiene una escuela de fútbol con capacidad para formar a 1.000 niños-, e imponer disciplina, seriedad, rigor, orden... Yo, sobre todo, ofrezco trabajo y, claro, todo lo que he aprendido jugando en la elite del fútbol durante casi 20 años". De momento, el ex jugador del Sevilla, Deportivo, Mallorca, y Barcelona, con quien consiguió la única Copa de Europa ganada por el club azulgrana, ya ha conseguido "que todo el mundo llegue a entrenar a la hora y que se pongan el chándal, la camiseta y las zapatillas reglamentarias".

Con su título de entrenador nacional bajo el brazo, "que todavía no he estrenado en España", señala, este sevillano ha dejado su confortable vida de director técnico de la escuela de fútbol que lleva su nombre en Sevilla y se embarca en una aventura que, si sale bien, puede que le abra las puertas para entrenar en España a equipos de campanillas.

¿Y que ofrece Serna de nuevo? "Nada especial. Armar un equipo que juegue divirtiéndose. ¡Casi nada! Me acuerdo de Cruyff; con él lo conseguimos". Luego añade que él siempre ha sido "un hombre de club", y que este concepto le parece "básico e imprescindible" para que un equipo logre buenos resultados.

Pero, ¿por qué está aquí Serna? Según el presidente, "porque responde al perfil" que él buscaba. "Nosotros creemos que el fútbol puede ayudarnos a modernizar la ciudad. Además de que genera riqueza, también dinamiza e ilusiona a la gente y, si el equipo está fuerte, todo el mundo se siente orgulloso. Hemos hecho un proyecto profesional, a cuatro años vista, que pretende convertir al IRT en campeón de Marruecos", explica, ufano, Larbi Bourass, 49 años, armador de pesca, que ha hecho, según dice, "una pasión de su oficio y del fútbol su hobby". Bourass desempeña también varios cargos en la administración marroquí como concejal y diputado.

Lo que ocurre es que el dinero es escaso, y, con apenas 700.000 euros al año de presupuesto, poco podrá hacerse. Los planes son, sin embargo, incrementar este presupuesto en un 20% anual y alcanzar la cifra de 3.000 socios lo antes posible; ahora el IRT apenas cuentan con medio centenar de afiliados. Y Bourass no ceja: "Hemos conseguido un cuerpo técnico profesional comprometido al 100% con el proyecto".

"Aquí está casi todo por hacer", añade por su parte Serna. "Pero el club dispone de unas instalaciones magníficas que ya quisieran para sí muchos equipos españoles". Varios campos de fútbol de césped y una residencia para 26 jugadores, son algunas de esas instalaciones que el ayuntamiento tangerino ha puesto a disposición del IRT.

Serna, 6 veces internacional absoluto, maneja una plantilla joven y con un físico poderoso. Varios jugadores llegados de Senegal y el pacense Juan Manuel Canchalles, Gugu, jugador del Villarreal y del Badajoz el año pasado, ayudarán a los marroquíes, si nada se tuerce, a situar al IRT entre la elite de la primera división del país.

En el horizonte están esos triunfos anhelados y, aledañas a la ciudad deportiva, un mar de grúas dan fe ese otro sueño que es el gran estadio de Tánger, previsto para un futuro Mundial en Marruecos. Por el momento, tan sólo cuentan con un punto tras tres jornadas ligueras, pero se siguen preparando para que el futuro sea suyo.

Serna, de pie, en el centro del grupo, posa con su equipo.JOAQUÍN MAYORDOMO

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