Cinco empresarios relatan la "extorsión" que sufrieron de Estevill y del abogado Piqué Vidal

"Habíamos caído en manos de un grupo organizado", declara el ex presidente de Macosa

Cinco directivos de la empresa Macosa relataron ayer con detalle ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña cómo se fraguó el supuesto "chantaje" y "extorsión" que sufrieron a finales de 1992 por parte del ex juez Luis Pascual Estevill y del abogado Joan Piqué Vidal para que el presidente de la empresa, Eduardo Santos, no entrase en prisión y para que fuese excarcelado Federico Albiñana, el consejero delegado. Los empresarios también explicaron las consecuencias personales y profesionales que les comportó aquel proceso, del que fueron exculpados seis años después.

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Cinco directivos de la empresa Macosa relataron ayer con detalle ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña cómo se fraguó el supuesto "chantaje" y "extorsión" que sufrieron a finales de 1992 por parte del ex juez Luis Pascual Estevill y del abogado Joan Piqué Vidal para que el presidente de la empresa, Eduardo Santos, no entrase en prisión y para que fuese excarcelado Federico Albiñana, el consejero delegado. Los empresarios también explicaron las consecuencias personales y profesionales que les comportó aquel proceso, del que fueron exculpados seis años después.

Los cinco empresarios que ayer declararon como testigos están personados en el caso ejerciendo la acusación y reconocieron que participaron en el soborno para lograr resoluciones judiciales favorables, aunque no concretaron si finalmente abonaron los 100 millones de pesetas (unos 600.000 euros) que exigió Estevill. Cuando en 1996 se supo que la fiscalía investigaba al ex juez, colaboraron activamente en las pesquisas.

"No tuve ninguna duda de que habíamos caído en manos de un grupo organizado", dijo Santos al tribunal para referirse al ex juez y al abogado que teóricamente defendía sus intereses en el proceso que investigaba el Juzgado de Instrucción número 26 de Barcelona, después de que un pequeño grupo de accionistas de Macosa denunciase un perjuicio económico.

La tesis del fiscal es que fue una denuncia infundada para que Estevill se hiciera cargo del caso aprovechando las normas de reparto vigentes entonces y por eso el ministerio público acusa también a otras cuatro personas. La denuncia fue instruida entre julio y diciembre de 1992 por Estevill, quien se acabó inhibiendo a favor de la de la Audiencia Nacional, y fue archivada en 1998.

"Nunca confiamos en Piqué, pero estábamos en sus manos. Nos aconsejó que callásemos y que era muy peligroso hablar", declaró ayer Santos. El dinero fue llevado la tarde del 7 de diciembre de 1992 al despacho del abogado Juan Vives Rodríguez de Hinojosa por los consejeros de Macosa Pedro Nueno, Nicolás Garrido e Ignacio García-Nieto, según explicaron ellos mismos. Los billetes se depositaron en una bolsa que contenía la inscripción Bon voyage. Estevill declaró días atrás que él cobró 50 millones de pesetas (300.000 euros) y que se lo ingresaron en una cuenta suiza. Según la versión de Estevill, los abogados Piqué Vidal y Joan Vives se repartieron el resto. El primero sólo ha admitido haber mediado en otro chantaje, no en ése, y el segundo se encuentra incapacitado y eso le impide ser juzgado en el caso.

Regreso a España

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Dos días después de producirse el pago, Albiñana salió de prisión bajo fianza y Santos, que se encontraba fuera de España, no llegó a ingresar. Santos regresó de Estados Unidos después de que Pedro Nueno fuese a buscarlo con su vehículo a la localidad francesa de Montpellier, desoyendo los consejos de Pique Vidal de que entrase por Perpiñán. Ayer explicó que, pese a haber pagado, dudaba de si no acabaría en la cárcel junto al resto de consejeros y se les exigiría más dinero. "Una cosa es que el juez sea un cabrón y otra que sea un gánster", dice Santos en una conversación telefónica con Garrido grabada en aquella época y que ayer se reprodujo en el juicio.

Nueno aseguró en su declaración que fueron unos "rehenes" del ex juez y que pagaron por ese "secuestro". Refiriéndose a Piqué, aseguró que era un "extorsionador". Los empresarios también explicaron que el abogado no sólo no les planteó ninguna otra línea de defensa que no fuese el pago del dinero, sino que "era un firme defensor" de esa salida, dijo Santos.

En otro momento, Santos relató que pudo evitar la cárcel, pero que su vida cambió de "manera radical": se rompió su matrimonio, su madre "murió de pena" al poco tiempo y su padre, al mes y medio después. Él dimitió de todos los consejos de administración a los que pertenecía y, en su opinión, el perjuicio económico causado por los hechos superó los 600.000 euros. Antes de dedicarse al sector privado, Santos había sido subsecretario de Estado de Industria y ocupó diversos cargos en ese ministerio entre 1982 y 1986. Por su parte, Albiñana afirmó: "Los nueve días que estuve en la cárcel se me hicieron nueve siglos. Estaba desquiciado". Él también fue despedido de Macosa y tardó cinco años en encontrar trabajo.

Según la declaración de Santos, Piqué "era quien lo controlaba todo y quien tenía la última palabra". Estevill había dicho que el abogado "había montado una tienda de libertades a sus espaldas". Ayer, Santos dijo que, en realidad, Piqué "tenía las llaves del infierno".

Eduardo Santos, durante su declaración de ayer ante el tribunal.GUILLEM VALLE

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