Análisis:

Aún queda mucho ciclo

La rentabilidad de los fondos distribuidos en España que invierten fuera de la eurozona se ve afectada tanto por el comportamiento de los activos que mantienen en sus carteras como por la evolución del tipo de cambio del euro frente a las demás divisas.

Tal es el caso de los fondos de renta variable que centran el grueso de su inversión en EE UU, y para los que el impacto del tipo de cambio dólar / euro puede ser, sobre todo en determinados periodos, tan importante como el de la elección afortunada de las acciones en las que invierten. Uno de esos periodos ha sido el que va del año 2000...

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La rentabilidad de los fondos distribuidos en España que invierten fuera de la eurozona se ve afectada tanto por el comportamiento de los activos que mantienen en sus carteras como por la evolución del tipo de cambio del euro frente a las demás divisas.

Tal es el caso de los fondos de renta variable que centran el grueso de su inversión en EE UU, y para los que el impacto del tipo de cambio dólar / euro puede ser, sobre todo en determinados periodos, tan importante como el de la elección afortunada de las acciones en las que invierten. Uno de esos periodos ha sido el que va del año 2000 al 2004, ya que en él se ha producido uno de los movimientos pendulares que caracterizan la relación entre las monedas en general y el dólar y el euro en particular.

En efecto, desde noviembre de 2000, primero de manera vacilante y, después, de forma completamente decidida, el dólar ha experimentado una fortísima depreciación que lo ha llevado desde 0,84 hasta 1,21 dólares. Esa depreciación de un 30% pesa de manera determinante en la rentabilidad de los fondos de renta variable que invierten en EE UU y no cubren el riesgo de la divisa. De ahí que las pérdidas acumuladas en promedio por todos ellos desde hace cuatro años sea muy diferente según que el cálculo se haga (como hará normalmente un partícipe español) en euros, -46,75%, o en dólares, -26,43%, pues casi se duplican.

Han pasado cuatro años desde que el dólar empezara a depreciarse y casi dos desde que lo hiciera de manera decidida: ¿hacia dónde camina en estos momentos? Una manera de abordar la cuestión es medir la amplitud del ciclo del dólar frente al euro. Para ello sólo se dispone de una historia de 33 años que son los que han transcurrido desde que Richard Nixon decidiera que el dólar no iba a ser convertible en oro. El euro no cuenta con una historia tan larga, pero se le puede fabricar un pasado gracias a las cotizaciones que mantuvieron frente al dólar las monedas que se tomaron como referencia en el momento de su creación. Pues bien, el ciclo más largo ha sido el de los 15 años que van de 1985 a 2000, de los que los siete primeros corresponden a un dólar débil y los otros siete a un dólar fuerte. Si este ciclo se reprodujese de nuevo, habría que esperar entre tres y cuatro años hasta que el dólar retomase una tendencia alcista.

Esta conclusión está soportada también por las necesidades de financiación que tiene el déficit de la balanza exterior norteamericana, que ya está en un récord histórico y supera el 5% del PIB. Aunque están siendo bien cubiertas, de momento, por la fuerte entrada neta de capitales en EE UU que, según lo hecho público por el Tesoro de ese país el jueves pasado, ascendió en el mes de julio a más de 80.000 millones de dólares.

Mientras esto siga siendo así, será difícil que el dólar se deprecie más y los fondos de renta variable estadounidenses tendrán, plausiblemente, por delante unos pocos meses favorables. En lo que va de año ganan de media un 2,75% (naturalmente, medido en euros).

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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