OPINIÓN DEL LECTOR

'Històries d'amor...'

Joan Manuel Serrat, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Alicante (OSA), nos dieron la posibilidad de poder comprobar en Mutxamel que tanto el artista como su obra son capaces de superar modas, pues su música y la poesía de sus letras siguen despertando mágicos sentimientos. En esta sociedad que camina hacia la insolidaridad y la deshumanización, alguien es capaz de hacernos desempolvar todo un torrente de sensaciones, amores y reivindicaciones de juventud en busca de un mundo mejor. Por unas horas -que nos supieron a poco- gozamos compartiendo con Serrat de las canciones que han formado pa...

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Joan Manuel Serrat, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Alicante (OSA), nos dieron la posibilidad de poder comprobar en Mutxamel que tanto el artista como su obra son capaces de superar modas, pues su música y la poesía de sus letras siguen despertando mágicos sentimientos. En esta sociedad que camina hacia la insolidaridad y la deshumanización, alguien es capaz de hacernos desempolvar todo un torrente de sensaciones, amores y reivindicaciones de juventud en busca de un mundo mejor. Por unas horas -que nos supieron a poco- gozamos compartiendo con Serrat de las canciones que han formado parte de nuestras vidas; toda una banda sonora que contó con la complicidad de la Orquesta Sinfónica de Alicante.

Este concierto fue también una oportunidad para que más gente descubriese a nuestra excelente formación. La dualidad del Serrat-sinfónico encuentra su horma perfecta en Joan Iborra, el director de la OSA, el cual ha sabido impregnar en los músicos el maridaje deseado, pues sus inicios en el panorama musical fueron en conjuntos de la época, llegando con el tiempo a acompañar en sus actuaciones a los mejores artistas nacionales y extranjeros. Si a la experiencia de Iborra se añade la excepcional ilusión y entrega de esta joven formación, el resultado es evidente: un Concierto memorable que mereció el reconocimiento de Serrat hacia los músicos, y que al mismo tiempo sirvió para recordarnos que la Orquesta de Alicante no es algo ajeno, que somos nosotros mismos.

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