OPINIÓN DEL LECTOR

Deporte escolar

Son ya unos cuantos los años en que asistimos a un continuo tira y afloja entre la Diputación de Guipúzcoa y la Federación Guipuzcoana de Fútbol al organizar el deporte escolar de la provincia.En principio, parece un pulso entre Diputación y federación, pero es evidente que tras cada uno de ellos hay una masa social: la Diputación tiene detrás el apoyo de la mayoría de los colegios y profesionales de la educación, mientras que la federación representa y defiende a la mayoría de los clubes de fútbol.

El intento de la Diputación de racionalizar el sistema deportivo guipuzcoano, a partir, ...

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Son ya unos cuantos los años en que asistimos a un continuo tira y afloja entre la Diputación de Guipúzcoa y la Federación Guipuzcoana de Fútbol al organizar el deporte escolar de la provincia.En principio, parece un pulso entre Diputación y federación, pero es evidente que tras cada uno de ellos hay una masa social: la Diputación tiene detrás el apoyo de la mayoría de los colegios y profesionales de la educación, mientras que la federación representa y defiende a la mayoría de los clubes de fútbol.

El intento de la Diputación de racionalizar el sistema deportivo guipuzcoano, a partir, sobre todo, de la ley 14/1998, persigue la iniciación polideportiva y no orientada exclusivamente a la competición de todos los escolares, que les permita adquirir hábitos para seguir practicando deporte toda la vida. Estos objetivos se complementan con la iniciación al rendimiento, especialmente en el fútbol.

Pero, frente a este intento, la actitud de la mayoría de los federativos y clubes ha sido siempre la de intentar mantener su parcela de poder, su monopolio en el ámbito escolar, a pesar de la más que evidente bajada de la tasa de natalidad de estos últimos años.

La federación debe entender que en el ámbito escolar se persiguen unos objetivos educativos, de desarrollo integral de la persona, y que son precisamente los centros escolares quienes garantizan esta iniciación polideportiva a toda la población escolar.

Aún recuerdo aquellos años en los que la única posibilidad de iniciación deportiva era el fútbol y la pelota. El desarrollo de otras modalidades deportivas ha conllevado un amplio abanico de posibilidades para todos aquellos que, o bien no "valían para ninguno de esos dos deportes, o bien no les gustaban esos deportes.

La apuesta de la Diputación y el resto de agentes (colegios, federaciones, ayuntamientos) hizo que esta reducida oferta se ampliara y además posibilitase a todos los escolares una iniciación polideportiva e integral.

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Ese paso, aprobado por todos menos por quienes vieron peligrar su monopolio deportivo, trajo consigo mayor variedad en la práctica deportiva, algo que todos los que trabajamos en o alrededor del ámbito educativo aplaudimos. Eso no significa que en el actual modelo deportivo escolar guipuzcoano no existan aspectos a mejorar como la formación y profesionalización de los monitores, la mejora de instalaciones, la mayor implicación del estamento educativo,...

Y ahora, después de que la Diputación haya hecho varias concesiones al fútbol guipuzcoano para adaptarse al Plan Vasco del Deporte, nos vuelven a salir con ultimátums en la asamblea general de la federación en el sentido de incumplir los cupos, porcentajes y categorías que se establecen para las edades escolares alevín e infantil.La ilusión y las ganas de trabajar de quienes componen los clubes de fútbol es indiscutible, pero a cada cual lo que le corresponde, y los niños de edad escolar deben regirse por una normativa y reglamentación que no descuide su formación integral.

Trabajemos conjuntamente colegios, clubes, diputación, federación, ayuntamientos en pro de un deporte escolar de mayor calidad, pero no a cualquier precio, no intentando bajar continuamente las edades de iniciación, especialización y captación, que ya habrá tiempo para todo, no a costa de cargarnos el resto de los deportes y menos jugando con las ilusiones de nuestros hijos (¿o de los padres?) Que la luz del rey de los deportes y de sus estrellas no nos ciegue en la educación de nuestros hijos.

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