Editorial:

Pasajeros maltratados

Los miles de pasajeros atrapados en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, han venido a acompañar en su desgracia a los cientos de ellos varados en La Habana o en Brasil la semana pasada. Los primeros, formalmente "por falta de personal" de British Airways, que ayer canceló 55 vuelos europeos y transatlánticos; los segundos, por averías y otras deficiencias en aviones fletados por Iberia. Son una pequeña muestra de los miles y miles de pasajeros que durante todo el año, y muy especialmente en verano, han de soportar la desorganización y los abusos de numerosas compañías aéreas, impunes una y o...

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Los miles de pasajeros atrapados en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, han venido a acompañar en su desgracia a los cientos de ellos varados en La Habana o en Brasil la semana pasada. Los primeros, formalmente "por falta de personal" de British Airways, que ayer canceló 55 vuelos europeos y transatlánticos; los segundos, por averías y otras deficiencias en aviones fletados por Iberia. Son una pequeña muestra de los miles y miles de pasajeros que durante todo el año, y muy especialmente en verano, han de soportar la desorganización y los abusos de numerosas compañías aéreas, impunes una y otra vez en su maltrato a los pasajeros, para quienes nunca parece existir el beneficio del cliente, que es quien paga y mantiene a esas (malas) compañías.

La situación ha llegado a tal punto que retrasos de horas se consideran asuntos nimios; las pérdidas de equipajes, gajes del oficio, y el caos de los aeropuertos -accesos, servicios y otras necesidades-, apenas una pequeña molestia a la que forzosamente tendrá que adaptarse el viajero. Nadie con autoridad regulatoria, nacional o comunitaria se decide a acabar con el problema, que afecta a decenas de miles de ciudadanos. Las compañías aéreas, como todas las empresas que han de atender a sus clientes, deberían responder del fraude a unos consumidores que no reciben siquiera el trato de bultos. Al menos desde la UE, la Comisión Europea, que ya empezó a ocuparse de ellas por la insólita modalidad del overbooking, tiene un amplio campo donde trabajar.

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