Reportaje:

En busca de una fuente

Beber agua potable en la vía pública se ha convertido en un deseo casi imposible, a pesar de ser una tradición muy extendida

"¿Fuentes? No, aquí no hay. Ni una sola. Las más cercanas están en la plaza de Oriente y en la plaza de España". Francisco Lira, barrendero con 18 años de profesión en el distrito de Centro, responde así a la consulta de un grupo de turistas holandeses. Los jóvenes buscan en los alrededores de la Puerta del Sol una fuente en la que refrescarse y calmar su sed. Pero la búsqueda, bajo el calor sofocante del agosto madrileño, resulta infructuosa, y optan por comprar una nueva tanda de botellas de agua mineral, que en los quioscos del centro se venden a precios desorbitados, aprovechando que el ac...

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"¿Fuentes? No, aquí no hay. Ni una sola. Las más cercanas están en la plaza de Oriente y en la plaza de España". Francisco Lira, barrendero con 18 años de profesión en el distrito de Centro, responde así a la consulta de un grupo de turistas holandeses. Los jóvenes buscan en los alrededores de la Puerta del Sol una fuente en la que refrescarse y calmar su sed. Pero la búsqueda, bajo el calor sofocante del agosto madrileño, resulta infructuosa, y optan por comprar una nueva tanda de botellas de agua mineral, que en los quioscos del centro se venden a precios desorbitados, aprovechando que el acceso al agua gratuita es imposible.

Francisco está acostumbrado a este tipo de escenas: "Todos los veranos hay turistas que me preguntan lo mismo: '¿dónde hay una fuente?' y llevo años contestándoles que en toda esta zona no hay ninguna. Las que había las quitaron con las reformas de calles y plazas", muchas de ellas ahora peatonales y con una gran afluencia de turistas, cuya única alternativa para saciar su sed es sentarse en una de las terrazas de verano, donde un refresco no es precisamente barato.

Un recorrido por el centro de Madrid así lo corrobora. No hay fuentes de agua potable en toda la Gran Vía. La Puerta del Sol, la Plaza Mayor y las plazas del Carmen, Ópera, Tirso de Molina y Callao tampoco cuentan con estos socorridos caños. Ni siquiera calles peatonales como Preciados disponen de ellos.

Oasis a pie de asfalto

En Madrid capital hay actualmente 1.694 surtidores públicos de agua potable. El Ayuntamiento, a cargo de su mantenimiento, no especifica, sin embargo, cuántos de ellos siguen operativos. Su abandono es, en muchos casos, evidente. Valga como botón de muestra la calle de Bravo Murillo. El tramo existente entre Cuatro Caminos y la plaza de Castilla cuenta con nueve caños que datan de 1940, pero sólo cinco de ellos funcionan. El resto de las fuentes no tiene grifo o está inutilizado.

La existente en la esquina de Bravo Murillo con la calle de Las Mercedes era conocida por todo el barrio como la fuente de los taxistas por el gran número de profesionales del volante que detenían allí sus vehículos para hacer uso de ella. Soledad García, vecina del barrio desde hace más de 60 años, se paraba allí cada vez que volvía de la compra: "El agua era muy buena, mejor que la de casa. Un día se estropeó, no podía cerrarse y se perdía todo el agua. Los de mantenimiento vinieron, y en vez de arreglarla, pues la dejaron sin grifo".

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Ahora la fuente de los taxistas ha pasado a ser la situada en el número 146 de la misma calle. El taxista José Antonio Pérez la usa a diario: "Esta fuente es especial. Ninguna en Madrid da agua tan fresca", asegura mientras rellena sus botellas, "pero ya casi no quedan. Nosotros las usamos mucho, y sabemos que cuando una se rompe, ya nos podemos ir olvidando de ella".

Otro ejemplo es el Salón del Prado, en Cibeles. De las seis fuentes existentes en este céntrico punto, dos son sólo decorativas y no vierten agua potable, tres están inutilizables y sólo una funciona. Mientras que la continuación de este espacio -el paseo del Prado- no dispone de ningún surtidor en todo su recorrido hasta Atocha. Sólo la cercana plaza de Murillo da un respiro a los paseantes.

Esta situación no ayuda a seguir las recomendaciones de los expertos, según los cuales, cuando las temperaturas alcanzan los niveles actuales de calor, deberían ingerirse unos tres litros de agua diarios, uno más de lo aconsejable durante el resto del año.

En las céntricas plazas como la de Oriente o la de San Ildefonso, los vecinos se quejan por el uso inadecuado de estas fuentes: "He visto a algunos perros beber del grifo, así que yo de ahí no bebo", sentencia Rosa Ruiz, vecina de La Latina que cumple treinta años en el barrio. Ramiro López, a cargo del mantenimiento de los jardines de la zona centro, añade: "En verano las fuentes de la plaza de Oriente están prácticamente tomadas por vagabundos y drogadictos. Se sientan al lado de la fuente y pocos se atreven a acercarse para beber. Es una especie de centro de poder".

El vandalismo es uno de los principales problemas a los que se enfrenta el Ayuntamiento a la hora de mantener las fuentes de agua potable. Según Fernanda Serrano, directora general de Vías Públicas y Equipamiento Urbano, "en Madrid hay un problema de conciencia ciudadana", lo que ha provocado graves desperfectos en las fuentes. "Ha habido casos en que algún desaprensivo incluso las ha arrancado del suelo y se las ha llevado", asegura.

"Construida sobre agua fui y mis muros de fuego son" es el lema de Madrid. Las fuentes públicas están ligadas a una profunda tradición que se remonta al siglo XVII, cuando muchas casas carecían aún de agua potable. La mayoría de los ciudadanos recogían el preciado líquido de las fuentes ayudándose de cántaros, pero quienes podían permitírselo pagaban por ello a los aguadores. En pleno siglo XIX, y para paliar los problemas de abastecimiento de agua potable, se decidió traerlo desde la sierra. Algo que no ha cambiado hasta nuestros días: "El agua que llega hasta estas fuentes viaja casi 80 kilómetros desde el río Lozoya, en plena sierra", explica Nuria San Román, portavoz del Canal de Isabel II, "luego es tratada para convertirla en potable".

La actual gestión urbanística del Ayuntamiento relega la instalación de nuevos caños a las plazas y los parques, pero las calles de Madrid se están quedando sin fuentes. Y así, funcionarios de Correos, repartidores, vigilantes del carril-bus, personal de limpieza, deportistas urbanos y vecinos empiezan ya a echarlas de menos.

Agua vigilada y para turistas

Los parques y calles del centro de Madrid tendrán más fuentes de agua potable a partir de octubre. Así lo afirma Fernanda Serrano, directora general de Vías Públicas y Equipamiento Urbano. "Vamos a centrar la instalación de nuevas fuentes en los parques y en las calles donde hay más turismo", afirma, "ya que es allí donde se ha demostrado que hay más demanda".

El proyecto comenzará a partir del próximo 1 de octubre, una vez expirado el actual contrato de mantenimiento de las fuentes públicas. La actuación del Consistorio se dirigirá, sobre todo, a la conservación y rehabilitación de las fuentes existentes, pero "difícilmente en la reposición" de las que han desaparecido fuera de las zonas turísticas y de paseo, ya que eso "supone una inversión demasiado alta", afirma Serrano.

No se repondrán las fuentes desaparecidas, pero sí se instalarán nuevas "en zonas estratégicas", es decir, donde se puedan vigilar y evitar así actos vandálicos. Serrano asegura que el Ayuntamiento es consciente de la necesidad de las fuentes públicas de agua potable, pero insiste en que su instalación debe respetar el "equilibrio" entre la demanda y las reservas de agua, "un bien escaso", recuerda Serrano.

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