Tribuna:

Arbitrajes oportunos

La compra por parte del SCH del banco inglés Abbey National ha puesto de actualidad dos tipos de fondos de inversión: los sectoriales, que invierten en acciones de bancos y compañías que se dedican al negocio financiero, y los hedge funds, que se especializan en la estrategia de fusiones y adquisiciones.

Los hedge funds aún no se pueden distribuir al por menor en España (aunque el reglamento de la nueva Ley de Instituciones de Inversión Colectiva habrá de contemplar alguna fórmula para que esto sea posible) y la información que sobre ellos existe es incomparablemente más l...

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La compra por parte del SCH del banco inglés Abbey National ha puesto de actualidad dos tipos de fondos de inversión: los sectoriales, que invierten en acciones de bancos y compañías que se dedican al negocio financiero, y los hedge funds, que se especializan en la estrategia de fusiones y adquisiciones.

Los hedge funds aún no se pueden distribuir al por menor en España (aunque el reglamento de la nueva Ley de Instituciones de Inversión Colectiva habrá de contemplar alguna fórmula para que esto sea posible) y la información que sobre ellos existe es incomparablemente más limitada que la de los fondos convencionales.

A los hedge funds también se les llama fondos alternativos y son vehículos de inversión colectiva que suelen optar por dos modelos de gestión. Con uno de ellos intentan desligar su rentabilidad del movimiento en el precio de los activos, utilizando estrategias que, fundamentalmente, se basan en el arbitraje entre mercados diferentes. Con el otro hacen apuestas muy arriesgadas sobre la dirección que van a tomar los acontecimientos futuros. Un ejemplo de esto último podría haber consistido en tratar de averiguar las intenciones del Santander durante los últimos meses, vendiendo las acciones del banco español y comprando las de Abbey, con la expectativa de que, como es habitual en las ofertas públicas de adquisición, las acciones de la empresa compradora bajen y las de la empresa objeto de la compra suban en el momento en el que se da a conocer que la operación va a realizarse.

Mucho más conocida es la otra clase de 35 fondos que se distribuyen habitualmente en España y que se especializan en la inversión en renta variable. En este momento acumulan, en promedio, una rentabilidad de 1,51% en el año 2004. Este comportamiento, no excesivamente atractivo, se ajusta bien al estándar: los años en que, como en 2004, los tipos de interés empiezan a subir, las rentabilidades proporcionadas por esta clase de fondos no están precisamente entre las mejores; sin embargo, destacan cuando los tipos de interés le dan un respiro al ciclo alcista de Bolsa. Así, para el conjunto de los años noventa, su rentabilidad media ocupaba la segunda mejor posición del ranking, sólo precedidos por los fondos tecnológicos.

La subida de los tipos de interés suele, pues, sentar mal a los fondos que invierten en acciones del sector financiero, probablemente porque se considera que el encarecimiento del crédito afecta negativamente, entre otros, a dos aspectos importantes de la cuenta de resultados de los bancos: incremento de la morosidad y minusvalías de sus carteras de inversión.

La actividad de fusiones en el sector bancario que parece haberse iniciado en Europa debería animar las cotizaciones del sector en un año como éste de falta de dirección en las bolsas. Pero en esto, como en tantas otras cosas, los mercados van por rachas.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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