Cartas al director

¿Ciudadano perdido o ignorado?

Con estos calores estivales, mejor ofrecer respuestas breves ¿dos veces publicables? El abogado Ruiz Soroa, el pasado viernes 23, escribía una interesante crítica contra todos nosotros, ciudadanos de marcado cinismo democrático, que no acudimos a votar en las pasadas elecciones europeas. Creemos, sin embargo, que el autor confunde las causas con los efectos, o, como dicen en los pueblos, pone el carro delante de los bueyes.

La falta de lealtad democrática de más de media Europa no es un problema de dejadez individual (¿seguimos con la adoración del individualismo?), sino una respuesta c...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Con estos calores estivales, mejor ofrecer respuestas breves ¿dos veces publicables? El abogado Ruiz Soroa, el pasado viernes 23, escribía una interesante crítica contra todos nosotros, ciudadanos de marcado cinismo democrático, que no acudimos a votar en las pasadas elecciones europeas. Creemos, sin embargo, que el autor confunde las causas con los efectos, o, como dicen en los pueblos, pone el carro delante de los bueyes.

La falta de lealtad democrática de más de media Europa no es un problema de dejadez individual (¿seguimos con la adoración del individualismo?), sino una respuesta contundente y no violenta hacia un claro proceso de monopolización de la esfera pública por parte de unas élites tecnocráticas que, en realidad, no necesitan de nosotros para llevar a cabo su proyecto más o menos ilustrado de construcción europea.

Y es que nosotros, sin explicitarlo de manera racional y por escrito, les devolvemos la pelota alejándonos de las urnas. ¿Materialismo exacerbado? No, hoy más que nunca, encontramos por todas partes ciudadanos comprometidos con infinidad de causas y proyectos alejados de intereses materiales.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El problema de verdad es que institucionalmente no se nos está dejando ningún espacio público donde reconocernos como actores y abandonar para siempre nuestra dulce y triste localidad de patio de butaca de la política.

Empero, si las instituciones se empeñan en que debemos tomar asiento y callar, acabaremos por girar la cabeza y dejar de mirar su pantomima y aplaudir; es decir, votar.

Archivado En