Crítica:

La realidad soñada

"El surrealismo se fundamenta en la idea de un nivel de realidad superior conectado con ciertas formas de asociación que se habían descuidado hasta el momento, en la omnipotencia del sueño, en el juego desinteresado del pensamiento. Tiende a liquidar definitivamente todos los otros mecanismos psíquicos y a reemplazarlos en la resolución de los principales problemas de la vida". Las palabras de André Breton sintetizan a la perfección el ideario surrealista y dejan bien claro que más que una corriente artística o un estilo, el surrealismo es una filosofía de vida que nadie puede señalar a cienci...

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"El surrealismo se fundamenta en la idea de un nivel de realidad superior conectado con ciertas formas de asociación que se habían descuidado hasta el momento, en la omnipotencia del sueño, en el juego desinteresado del pensamiento. Tiende a liquidar definitivamente todos los otros mecanismos psíquicos y a reemplazarlos en la resolución de los principales problemas de la vida". Las palabras de André Breton sintetizan a la perfección el ideario surrealista y dejan bien claro que más que una corriente artística o un estilo, el surrealismo es una filosofía de vida que nadie puede señalar a ciencia cierta cuándo comenzó y en qué momento terminará. Es sobre todo una actitud ante la vida y, por supuesto, ante la creación artística.

SURREALISMO. Max Ernst y sus amigos surrealistas

Fundación Pedro Barrié de la Maza

Cantón Grande, 9. A Coruña

Hasta el 12 de septiembre

La exposición que ahora se presenta en la Fundación Barrié de A Coruña toma como referencia la figura de Max Ernst -figura central en la génesis y desarrollo del movimiento surrealista europeo- para presentarnos una visión del surrealismo en el arte, a través de sus precursores y de obras de artistas que estuvieron integrados o participaron en algún momento en la corriente surrealista durante el pasado siglo, como Marcel Duchamp, René Magritte, Jean Arp, Francis Picabia o Yves Tanguy. Entre los artistas españoles seleccionados se encuentran Dalí, Joan Miró, Alfonso Ponce de León, Maruja Mallo y Eugenio Granell.

De los cuatro apartados en los que se divide la muestra el primero de ellos está dedicado a los precursores. Obras de Arcimboldo, Piranesi, Durero o Goya ponen de manifiesto que la filosofía surrealista ya existía mucho antes de que el movimiento artístico con el mismo nombre se pusiese en marcha. Esta sección cuenta con un apartado especial dedicado a Giorgio de Chirico, del que se exhiben una serie de diez grabados con la mitología como motivo central y un cuadro, Piazza d'Italia. Torre rossa, realizado treinta años después, y que sintetiza a la perfección el estilo que le ha convertido en un artista inconfundible.

La sección dedicada a Max Ernst nos ofrece una aproximación a su trayectoria con un recorrido que se inicia en 1912 y finaliza en 1968. En este amplio periodo Ernst nunca deja de estar alentado por la filosofía surrealista, pero, al mismo tiempo, demuestra su capacidad para adaptarse a distintos estilos y renovarse continuamente. El Retrato de André Breton realizado en 1930 es por sí solo un gran exponente de la armoniosa combinación de elementos que convierten a un cuadro en surrealista. En el apartado que se dedica a los amigos de Max Ernst observamos la pluralidad de estilos, técnicas, formatos y sensibilidades que ha exhibido el surrealismo. Aquí queda más que nunca en evidencia la amplitud de un movimiento que no impone un cliché estético a los que se integran en él. Muy al contrario, la libertad para expresar con la mayor autenticidad los propios sueños y deseos es uno de los postulados máximos del surrealismo y de ahí que sea imposible encontrar elementos estéticos comunes en artistas tan distintos como Joan Miró, Man Ray, Jean Arp o Yves Tanguy. El recorrido por la exposición concluye con los Cadáveres exquisitos, una serie de dibujos realizados de manera lúdica por integrantes del grupo surrealista como André Breton, René Magritte o Louis Aragon.

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