VISTO / OÍDO

El Ex que no cesa

Incallable, el Ex, que es Aznar, sigue modificando el pasado. No está claro que pueda. Dijeron los escolásticos que es el único poder que no tiene Dios, puesto que ya ha sido, y se equivocaban: Lázaro era el pasado en su tumba y Dios le hizo resucitar. Los historiadores mismos: silenciado ya De la Cierva, ahora Pío Moa y César Vidal modifican el pasado de España para que coincida con el aznarismo que grazna, en su Fundación "intelectual", en Radio Caracol de Colombia o en el preludio a una conferencia de Rajoy en Navacerrada, cursos de verano de la Fundación. Nos darán el verano: la prensa les...

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Incallable, el Ex, que es Aznar, sigue modificando el pasado. No está claro que pueda. Dijeron los escolásticos que es el único poder que no tiene Dios, puesto que ya ha sido, y se equivocaban: Lázaro era el pasado en su tumba y Dios le hizo resucitar. Los historiadores mismos: silenciado ya De la Cierva, ahora Pío Moa y César Vidal modifican el pasado de España para que coincida con el aznarismo que grazna, en su Fundación "intelectual", en Radio Caracol de Colombia o en el preludio a una conferencia de Rajoy en Navacerrada, cursos de verano de la Fundación. Nos darán el verano: la prensa les ama. Ésta es la tesis: Rajoy -decía Aznar- presidiría el Gobierno de no haber sido por el atentado de Atocha. Otra manera de decirlo: Rajoy presidiría el Gobierno de no haber sido por la participación en la guerra de Irak, que produjo el atentado de Casablanca y el de Madrid. Aun así, es más que dudoso: las últimas encuestas, previas a la sangre de Madrid, decían que el partido llamado socialista, y Zapatero personalmente, serían los más votados. Siempre queda a los que perdieron aludir a cómo hubieran sido las cosas de haber sido de la manera que quisieran. Todo hubiera sido distinto si el Prestige no se hubiera hundido; si los trabajadores no hubieran tenido que declarar la huelga general para recuperar lo que Aznar les quitaba; si Bush no hubiera creído, en su ingenuidad alterada por sus tontos espías, que había armas de destrucción masiva en Irak, y hubiera hecho creer a los más imbéciles del globo que eso era así. Distinto si Aznar hubiese tenido "otra" inteligencia. "El pasado es una hipótesis", dijo alguien, y en su cascarón intelectual Aznar acusa a sus enemigos de hipotéticos, de tergiversar el pasado que hizo él mismo.

El maldito atentado, que llaman "desgracia" (no estaban en gracia), se puede mirar como gusten, y todavía en el sideral discurso de Fungairiño y en algún artículo de Abc de ayer se especula con que lo hizo ETA de alguna manera. ¿Por qué no ha de defenderlo una larga categoría de ciudadanos, desde los que pierden puesto y dinero por la caída del PP hasta los que, enloquecidos por la droga de una hostia, creen que los socialistas son rojos, y los rojos son malos, malos, malos? Somos, cómo negarlo, el Diablo.

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