Reportaje:

Gigantes en molinos

Las empresas españolas son líderes mundiales en diseño y tecnología eólica

Más del 50% de la facturación del Grupo Gamesa, presente también en otros sectores industriales como el aeronáutico y en servicios, procede de su filial Gamesa Eólica. Esta compañía, que adquirió hace una año a Endesa la empresa Made Tecnologías Renovables por 120 millones, es hoy el tercer fabricante de aerogeneradores del mundo, tras la danesa Vestas y la alemana Enercom, y controla un 15% del mercado. No es la única empresa española que fabrica equipos eólicos, pero si la más importante.

Gamesa Eólica, cuya facturación anual ha crecido a tasas del 25% y el 31% en los dos últimos ejer...

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Más del 50% de la facturación del Grupo Gamesa, presente también en otros sectores industriales como el aeronáutico y en servicios, procede de su filial Gamesa Eólica. Esta compañía, que adquirió hace una año a Endesa la empresa Made Tecnologías Renovables por 120 millones, es hoy el tercer fabricante de aerogeneradores del mundo, tras la danesa Vestas y la alemana Enercom, y controla un 15% del mercado. No es la única empresa española que fabrica equipos eólicos, pero si la más importante.

Gamesa Eólica, cuya facturación anual ha crecido a tasas del 25% y el 31% en los dos últimos ejercicios, cuenta con 12 fábricas en España, una plantilla de 2.154 empleados y un centro avanzado de I+D en el que 150 especialistas diseñan y desarrollan nuevos aerogeneradores, identifican y desarrollan proyectos concretos de innovación y proporcionan el necesario soporte técnico a las diferentes actividades de fabricación, instalación y servicio que lleva a cabo la empresa. Gamesa Eólica vende, además de aerogeneradores y equipos asociados, parques eólicos llave en mano en todo el mundo (Estados Unidos, Japón, China, Italia, Portugal y Alemania, entre otros países, a parte del mercado nacional).

Gamesa es hoy el tercer fabricante de aerogeneradores del mundo, tras la danesa Vestas y la alemana Enercom, y controla un 15% del mercado
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El consejero delegado del Grupo Gamesa, Juan Ignacio López, anunció además a finales de mayo, en la junta general de accionistas, que la filial Gamesa Eólica va a abrir en EE UU algunas plantas de producción de palas y aerogeneradores y que también están analizando su instalación como fabricantes en China e India.

El capital del Grupo Gamesa está repartido entre la Corporación IBV (controlada por BBVA e Iberdrola), con un 31,8%; Nefinsa, 21,2%; Retos Operativos XXI, con un 2,7%; e inversores en Bolsa, un 44,3%.

Gamesa, por otro lado, rompió en diciembre el acuerdo de trasferencia tecnológica que mantenia con Vestas desde 1994 y que se renovó por dos años en 2001, cuando la danesa vendió su participación del 40% en su rival española. El acuerdo de ruptura ha permitido a Gamesa liberarse del pago de patentes correspondientes a 2003 y a Vestas adquirir a la española a un precio competitivo WTG Components.

Competidores industriales

Vespas, por otra parte, ha llegado a un acuerdo de fusión con el también fabricante danés de eólicos, Neg Micon, cuarto del mundo. La nueva Vespas, que está presente en 40 países y emplea a 8.500 personas, prevé facturar este año más de 2.700 millones de euros y consolidar una cuota del 35% en el mercado eólico mundial. En España, donde Vespas quiso comprar en su día Mad, cuenta con dos plantas de producción, en Viveiro (Lugo) y en Ólvega (Soria), aportadas por Neg Micon.

Ecotècnica, una cooperativa fundada en 1981 e integrada desde 1999 en la Corporación Mondragón, es actualmente el segundo fabricante nacional en el sector eólico y está entre los 10 primeros del mundo con una cuota del 1,6% en 2002. Su principal actividad es el diseño y fabricación de aerogeneradores de elevada potencia y la promoción, construcción y mantenimiento de parques. Tiene instalados 509 MW de potencia eólica y una cartera de pedidos de 1.000 MW para el periodo 2004-2006. Sus centros de producción están en Buñuel (Navarra), As Soozas (A Coruña) y Zamora.

La navarra EHN, veterana en la promoción y explotación de parques eólicos, ha desembarcado recientemente en la fabricación. Lo hace a través de su filial Ingetur, con tecnología propia, en una planta de Barasoain. Ha producido ya 46 turbinas y para este año tiene previsto fabricar otros 143 modelos.

Existen otras empresas más pequeñas, como la navarra MTorres, que ha denunciado recientemente al Ejecutivo foral ante la Comisión Europea por legislar a favor de EHN. El grupo MTorres cuenta con tres líneas de trabajo: maquinaria para la empresa aeronáutica, para la industria papelera y para el mercado eólico (diseño y fabricación de aerogeneradores y promoción de parques).

Operarios de MTorres instalan un aerogenerador.LUIS AZANZA

Lo barato es caro y a la inversa

Las subvenciones al kilovatio eólico explican buena parte del auge que ha tomado este mercado. Un aspecto cuando menos polémico. La electricidad del viento tiene hoy un coste de generación 1,5 veces mayor que el de las energías fósiles. Sin embargo, según la Plataforma Empresarial Eólica (PEE), tal carestía es una verdad relativa.

A la hora de analizar el coste real, sostiene esta patronal, habría que tener en cuenta, además de los costes tradicionales (inversión, materias primas, operación y mantenimiento), los relativos a la seguridad en el abastecimiento energético, los medioambientales y los asignados al agotamiento de los recursos.

El desarrollo de la generación éolica proporcionará un ahorro para la economía española de 1.300 millones de euros por reducción en la adquisición de derechos de emisión de dióxido de carbono, según unas estimaciones realizadas por la citada plataforma empresarial desde una hipótesis de un precio de las emisiones de 20 euros por tonelada de CO2. En 2011, señalan, la energía eólica ahorrará al país la compra de derechos de emisiones por el 11% de la generación eléctrica, una cifra que en números redondos coincidirá con las primas recibidas por la generación eólica el pasado año.

A parte de otros factores a considerar, señalan, y citan, por ejemplo, el coste monetario del desastre del Prestige, que equivale a cuatro años de prima a la energía eólica.

Las mejores fórmulas de encaje de estas producciones eólicas en el conjunto del sistema eléctrico nacional y en el mercado mayorista han favorecido también su despegue.

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